Cuando vio cómo Sabrina se aferraba a la caja con una mirada de desconsuelo en su rostro, Sebastian prefirió no decirle nada más.
En cambio, la abrazó con fuerza y le susurró en voz baja: "Tienes a tanta gente junto a ti ahora. Estamos yo, Aino, Zayn y tus dos buenas amigas, así que debes ser fuerte".
Al escuchar esto, Sabrina frunció los labios y después sonrió.
Aunque se dejó caer en los brazos de Sebastian, su tono era mucho más tranquilo ahora. "Sebastián, he… sufrido y pasado por mucho. Por eso, sé cómo mantener la calma a pesar de las circunstancias".
"Puedo manejarlo, así que no tienes que tratar de consolarme ni de protegerme a cada momento. Puedo lidiar incluso con las cosas más crueles".
"Solo dime…".
Sin querer, la mente de Sabrina se imaginó el peor escenario posible.
¡Lincoln había secuestrado a su madre!
¡Mientras Sabrina estaba en Ciudad del Sur!
¡Estaban en la misma ciudad!
Sin embargo, ella no lo sabía.
La culpa la estaba carcomiendo, pero para evitar que