Aunque lo niega Nayeli le gusta y palpar su intimidad suave lo conllevaba a suspirar.
Él tanteaba y no sentía las llaves, solo ese calor que emana en ese lugar y la suavidad del mismo, entonces la miró a los ojos.
—¡A la chingada lo adecuado! — expresó cuando la tomó de la nuca estampando su boca co