Hanna luego de haber escuchado las palabras de Enzo se sentía entre la espada y la pared, si no permitía que Enzo tuviera aquello que buscaba aquel enemigo que lo buscaba a muerte muy seguramente iba a acabar con ella con el simple hecho de ser su esposa.
Ella ya había logrado entender que a Enzo no le importaba morir, pero ella tenía motivos suficientes para luchar por su vida y mantenerse sana y a salvo, haberse resistido a la petición de Enzo sería en vano si Adriano Bennett terminará con su vida.
Ahora su vida se encontraba en manos de Enzo, y si quería vivir lamentablemente debería apoyarlo, y para ello tendría que ceder y llevar a Enzo directo a las cajas fuertes que había dejado Valentino.
—Está bien lo haré —comentó Hanna entre dientes y de muy mala gana, Enzo fijó su atención en ella.
—Te lo agradezco mucho, no logras imaginar lo feliz que me hace escuchar aquellas palabras —Hanna se acercó a Enzo y fijó la mirada en la suya.
—Por lo visto no tengo otra salida, así que nece