Zachary tuvo la sensación de que si la dejaba salir de la villa, le sería difícil volver a verla.
Conoció mucho su carácter.
—¡Zachary, déjame ir! ¡No quiero hablar contigo ahora, no quiero verte!
Al ver que él no la soltaba, Serenity bajó la cabeza y mordió el dorso de su mano, pero él aún no la soltaba. Ella estaba tan enojada que lo golpeó y pateó con mucha emoción.
Zachary abrazó a la mujer enojada, bajó la cabeza y la besó, tratando de consolarla con suaves besos.
Pero ella le mordió los labios ferozmente y él saboreó la sangre.
Como resultado, Zachary levantó la mano y golpeó la nuca de Serenity, dejándola inconsciente, luego la abrazó.
Limpiándose la sangre de la boca, se agachó y recogió a Serenity, que estaba desmayada por él. Luego, se dio la vuelta para subir las escaleras.
Colocó a Serenity en la cama, Zachary se sentó en el borde y la observó.
Sabía que se enojaría, pero no esperaba una reacción tan violenta.
Tomando su mano, Zachary besó el dorso mientras susurraba:
—Sere