✧✧✧ La noche de ese día, en la mansión del CEO Phillips. ✧✧✧ La amplia sala de una decoración crema, y moderna, era iluminada por los elegantes candelabros. Abril Phillips, sentada en un cómodo sillón individual, ojeaba los documentos que sostenía en sus temblorosas manos. —Esto… Esto es… —habló ella, su voz quebradiza, sus ojos llenándose de lágrimas. —Así es. En realidad, iba a esperar más tiempo, ¿pero qué sentido tiene?, eventualmente sucederá —decía fríamente Gerald, sentando en un sillón frente a ella, con una expresión seria que le dajaba en claro a la mujer, que no se trataba de alguna m@ldita broma—. Quiero el divorcio, Abril. ¡LA MUJER RUBIA QUEDÓ IMPACTADA! Por unos segundos, Abril ni siquiera se movió, pareciendo una estatua. Ella parpadeó varias veces como si tratara de despertar de esa pesadilla. —No… —susurró para sí misma—. No voy a darte ningún divorcio… Me amas, te amo y… —No te amo —recalcó Gerald, soltando un profundo suspiro—. Y sé que tú tampoco me a
Jack se acercó hasta el escritorio, posando sus manos en el escritorio y viendo fijamente al CEO. —Perdone mi insolencia señor Robinson, y también lo que diré… —el hombre hizo una pausa, inhalando y exhalando—. Sé que ama a su esposa… A su "manera de amar", pero… Ellos le harán daño, ella piensa revelar que está embarazada, y yo sé que usted solo ve a Freddy como su heredero… ¿Pero y si algo pasa al bebé de la señora Robinson? ¿No sentirá culpabilidad? Franklin miraba fríamente a Jack, alejando el cigarrillo de sus labios, el CEO exhaló el humo frente a ese hombre. —Tienes razón… —dijo con voz pausada y fría—. Eres un insolente, lárgate. Jack frunció el ceño por unos segundos, rápidamente tratando de calmarse. En ese momento, se dirigió a la salida, y justo cuando iba a pasar por la puerta. —Tal vez vaya… Cuídala —añadió Franklin. El asistente cerró la puerta sin decirle nada a su señor, pero sonrió levemente en el pasillo. "Debería dejar de fingir, señor. Ella y ese b
✧✧✧ En la mansión de los señores Erik y Loretta Sinclair. ✧✧✧ Esa noche, se organizó una fiesta de cumpleaños para la señora Loretta Sinclair. En la que asistirían solo los familiares más cercanos en una elegante cena. "Nada extravagante", fue el pedido de Loretta a su esposo. En el balcón cercano al pasillo que una vez fue la habitación de Abril en la mansión. Ella se asomaba desde la altura de la tercera planta, la más alta en la mansión. La vista frente a Abril era magnífica, la acera, las farolas iluminando tenuemente ese pasillo, los altos arbustos perfectamente podados en formas llamativas. En la distancia, a mano izquierda tenía a vista el corredor principal. De niña amaba que su habitación este en ese sector, porque podía estar al pendiente de la hora que frecuentaba su padre Erik Sinclair, para llegar de la empresa, y cómo lo primero que él hacía era verla y lanzarle besos, mostrando siempre en su mano algún obsequio que le traía esa noche. La mujer rubia posó su m
✧✧✧ En la oficina de Erik Sinclair. ✧✧✧ La oficina del tío de Emily albergaba con orgullo los logros de su vida, exhibidos en elegantes estanterías y diplomas que adornaban las paredes. Su padre, Alphonse Sinclair, y su tío siempre habían compartido un lazo fuerte. Alphonse, el hijo mayor, había tomado su herencia y, con esfuerzo, había construido uno de los mejores hoteles del Estado. La empresa familiar, sin embargo, había quedado en manos del hermano menor. No había habido riñas ni resentimientos entre ellos, simplemente una cercanía que parecía inquebrantable. Todo parecía tan perfecto. ¿Cómo podía siquiera sospechar que su tío traicionaría a su padre? ¿Que podría robarle? ¿Que no le bastaría con todo lo que la vida ya le había otorgado? La confusión y el miedo invadían su mente. ¿Qué secretos ocultaba aquel hombre frente a ella? Su corazón latía con fuerza mientras él caminaba de un lado a otro en la oficina, hablando casualmente sobre los últimos acontecimientos en la
✧✧✧ En la mansión del señor Erik Sinclair. ✧✧✧ —¿Eso es todo? —preguntó don Erik, mirando a Emily con incredulidad después de escuchar su absurda mentira—. ¿Dices que el CEO Robinson te escuchó hablando a solas en el baño y exigió saber más detalles? —Sí… Así sucedió… Le conté sobre las medicinas y sobre ti, pero… ¡me eché las culpas a mí! Don Erik arqueó una ceja, observando a Emily como si fuera una tonta. Con un movimiento, sacó algo de un cajón… ¡Emily contuvo la respiración! —¿A qué te refieres con que… te echaste las culpas, querida sobrina? La mujer pelirroja tragó saliva, sintiendo el nerviosismo apoderarse de ella, y asintió levemente. —Sí… Le dije que yo hablé contigo sobre el tema. Que quería tener un seguro por si él no me respetaba como su esposa, ya sabes… por si tenía una amante o no me daba mi lugar. Entonces, te hablé del asunto, y aunque estuviste reacio a cooperar, logré convencerte y me diste el frasco y el plan… Así que… me eché las culpas —mentía Emily con
Sus ojos azul claro brillaban con nerviosismo mientras observaban el elegante salón, donde la luz tenue de los candelabros realzaba la belleza de la decoración que ella misma había creado con tanto esmero. Emily había decidido viajar a Miami, a la casa de verano de su esposo, con la intención de sorprenderlo con una noticia que la llenaba de ilusión. Con manos temblorosas, colocó las rosas en el jarrón del centro de la mesa, retrocediendo unos pasos para admirar su obra. El delicioso aroma de la cena que había preparado se filtraba desde la cocina, pero antes de dirigirse a traer los platillos, un sonido inesperado la hizo detenerse en seco. La puerta principal sonó al abrirse. "¡Es él! ¿Tan pronto ha regresado de su reunión...?" Pensó ella, con su corazón latiendo desenfrenadamente. Con la cajita rectangular bellamente decorada en la mano, Emily apagó las luces y se ocultó, deseando captar su sorpresa. Pof~ Un estruendo resonó en el aire, como si algo pesado hub
—Tú nunca me has amado. Firma los malditos documentos —le dijo él, su gélida mirada como dagas afiladas, atravesando su alma. En ese momento, Abril se acercó hacia ellos, con una sonrisa sarcástica. —¡Házlo, perra! ¡Que sea rápido! —le exigió Abril Sinclar, prima paterna de Emily—. ¡Acabas de agredirme con un jarrón! ¿Quieres que mi padre lo sepa? Recuerda que el tío Alphonse está hasta el cuello de deudas por el hotel, y si no fuera por los préstamos de mi familia, la tuya estaría viviendo en la calle. Rápidamente, entre ira, decepción y dolor… Emily firmó, sin siquiera leer los documentos, sintiendo que su vida se desmoronaba en un instante. ………. ✧✧✧ 15 días más tarde. ✧✧✧ El camión de la mudanza se detuvo, y los hombres comenzaron a descargar las pertenencias de Emily, quien había sido echada de la mansión del CEO Gerald Phillips. Apenas ella ingresó, su madre, doña Ava Sinclair, la estaba esperando junto al abogado de la familia, con una expresión de desesp
—Lo sé. Tal acto me daría una mala reputación, es por eso que les permitiré vivir en la mansión, pero absolutamente todos los gastos correrán a cuenta de ustedes. Si la mansión se deteriora, por no pagar las cuentas. Las echaré —advirtió don Erik Sinclair, fríamente. —¡No te preocupes!, Emily y yo nos ocuparemos de todo. Gracias por tu generosidad, cuñado —se vio obligada a sonreír cabizbaja, doña Ava. …………. Mientras eso sucedía. En el estacionamiento de la mansión de los Sinclair. —¿Era necesario que viniera, señor Robinson?, su agenda es muy ocupada —le preguntó el asistente, Jack Smith, a su jefe, mientras abría la puerta del lujoso automóvil oscuro para que ese CEO, baje. La alta figura imponente de ese hombre de cabellera negra rizada se mostró, sus afilados ojos grises destilaban una frialdad que parecían un reflejo de la misma tarde nublada. Su ancha espalda, aún con el elegante traje oscuro y la gabardina, mostraban un esmerado cuidado físico. Jack de inmedi