Capítulo 05: Él te es infiel.

✧✧✧ Más tarde, esa noche. ✧✧✧

Emily Sinclair bajó del elegante automóvil negro de su tío, mientras el chófer abría la puerta.

El aire fresco de la noche acarició su piel, y el mayordomo, de porte impecable, la condujo hacia la sala de espera.

A su alrededor, el mármol brillaba bajo la luz tenue, las paredes luciendo hermosas obras de arte, que la dejaron boquiabierta, ante tales exquisitos trabajos.

De inmediato, Emily notó al mayordomo hablando en voz baja con un hombre rubio que, al percatarse de su presencia, se retiró rápidamente.

—Por favor, espere un momento —le dijo el mayordomo con un tono cortés pero firme.

Emily sintió un escalofrío recorrerla. Algo en el ambiente de esa mansión desconocida, no le gustaba.

…..…

Mientras tanto, el hombre rubio, tocó la puerta de un salón-bar, en la segunda planta.

Una gruesa voz masculina y fría resonó desde dentro, permitiéndole ingresar.

Clac~

Al abrir la puerta, ese hombre rubio se encontró con un espectáculo inquietante…

Su jefe, el CEO Franklin Robinson, un hombre de aura peligrosa, con su cabellera negra rizada y mirada gris penetrante, tomaba una copa de escocés mientras dos de sus amigos se reían, con whiskys en mano, rodeados de mujeres deslumbrantes.

Una de ellas estaba sentada en el regazo de ese imponente CEO, riendo coquetamente.

—Señor, ha llegado la señorita Emily Sinclair, diciendo que tiene una cita —informó Jack, el hombre rubio, nervioso—. Pero no hay nada en la agenda… ¿Olvidó decírmelo?

Con un gesto de desdén, Franklin exhaló.

—Hazla pasar —respondió ese CEO, mientras le daba una nalgada a la mujer en su regazo, quien se apartó con una sonrisa forzada, como si estuviera acostumbrada a esas humillaciones.

………

Solo unos minutos después…

Emily se detuvo frente a la puerta de ese salón-bar.

—Puede ingresar —le dijo Jack, abriéndole la puerta.

Ella se detuvo en seco al cruzar el umbral.

La visión que tenía frente a ella desató un torbellino de emociones.

Allí, sentado en ese lujoso sofá individual de cuero, estaba el imponente CEO, Franklin Robinson.

¡EMILY IMPACTADA, NO LO PODÍA CREER!

El hombre de su cita, el CEO que dominaba la sala con su presencia, era alguien que había conocido hace dos años atrás en circunstancias que jamás pudo olvidar.

………….

⁠✧⁠✧⁠✧ Hace dos años atrás. ⁠✧⁠✧⁠✧

La música y el murmullo de las conversaciones llenaban el aire en aquella fiesta de la élite.

Emily, con un vestido blanco que abrazaba sensualmente su esbelta figura, se sentía fuera de lugar, a pesar de ser la esposa de Gerald Phillips, un hombre que brillaba en esos círculos.

Fue entonces cuando lo conoció…

Franklin Robinson, el CEO más influyente en la ciudad en el área del turismo, cuya agencia era de fama internacional; ese imponente y atractivo hombre vestido con un traje oscuro hecho a la medida, poseía una presencia que parecía eclipsar a todos a su alrededor.

Gerald, contento, escoltó a su esposa Emily y la presentó a Franklin.

—Señor Robinson, disculpe la interrupción —saludó Gerald.

Franklin que estaban distraído con otro de los invitados, volvió a ver a Gerald y sonrió amistoso.

—Ha pasado un tiempo~ ¿quién es la dama que te acompaña? —le saludó Franklin con un cordial apretón de manos.

—Mi esposa, Emily de la familia Sinclair, debes saber bien de su negocio pues están en el ámbito hotelero —seguidamente Gerald volvió a ver a su esposa fingiendo un falso afecto—. Cariño. Este es uno de mis mejores amigos, el señor Robinson, lo conocí cuando viví en Miami, puedes decirle solo "Franklin", ¿no es así?

Franklin asintió, extendiendo su mano en un saludo, ella la tomó.

—Gerald es muy afortunado, señora Phillips, es usted una dama hermosa~ —ese CEO clavó su profunda mirada gris en Emily, causándole nerviosismo.

—Gra… Gracias… —susurró ella titubeante.

—Señor Phillips, venga un momento, hay alguien a quien tiene que conocer —habló un socio de Gerald, acercándose a él.

—Si me disculpan, vuelvo en un momento —dijo al mismo tiempo que se acercaba al oído de su esposa de forma coqueta—. Más te vale no dejarnos en ridículo, Franklin es mi amigo y un hombre muy poderoso —susurró ese hombre rubio para después marcharse.

Cuando Gerald se alejó, Franklin se acercó, sus ojos penetrantes escudriñaban de la cabeza a los pies y viceversa, a Emily.

—Es una lástima que una mujer que parece ser tan inteligente y posee una apariencia radiante, esté con alguien como Gerald —dijo Franklin fríamente.

—¿Disculpe…? —reaccionó Emily a la defensiva, frunciendo ligeramente el ceño.

—¿Sabías que es un mujeriego?… Él te engaña, hermosa Emily —el CEO Robinson, soltó con seguridad esas palabras, que fueron como una bomba al corazón de Emily.

¡Ella se quedó impactada!

Emily volvió a ver a los alrededores y rápidamente salió a un balcón cercano en la mansión.

¡¡Necesitando aire fresco!!

Sin embargo, Franklin la siguió.

—No me siga por favor, señor Robinson… ¿Qué es eso que usted está diciendo de mi esposo? —habló ella fríamente, su voz temblando entre la incredulidad y la rabia.

Era un golpe bajo, una acusación que no podía aceptar.

No podía creer que un extraño, por más atractivo que fuera, pudiera insinuar tal cosa sobre su esposo, a quien apenas comenzaba a amar después de un año casados.

—Deberías seguirle el juego tu también y engañarlo —continuó Franklin, su sonrisa pícara, casi burlona—. Yo podría ser el amante que te ayude en tu venganza~

Las palabras de ese hombre fueron como un veneno dulce, mientras su mirada nunca se apartaba de la azul de ella.

Emily se sintió atrapada.

Su mirada se desvió hacia el anillo en la mano de Franklin, y notó el mismo símbolo de compromiso que la ataba a Gerald.

—¿Y usted? ¿Cómo un hombre casado puede decirme algo así? —recalcó ella, sintiendo una mezcla de indignación y una chispa de interés que no quería reconocer.

Franklin se encogió de hombros, con una frialdad que helaba el aire. Mientras jugaba sutilmente con el bastón que sostenía en su mano izquierda.

Emily que ya había notado la leve discapacidad de ese CEO, por educación ignoró ese hecho por completo.

—Yo también sé lo que es vivir un engaño. Mi matrimonio actual, está destinado al fracaso —su voz era un susurro seductor, como una invitación a cruzar una frontera prohibida y peligrosa.

—¡Basta! —se exaltó Emily, el rostro de ella colorado por la furia y confusión.

Ella comenzó a marcharse, pero él la detuvo del brazo, cuando ella le pasaba de lado.

—Deberías al menos considerar mi propuesta, puede que te arrepientas en el futuro —dijo Franklin, su tono de voz animado, como si la vida matrimonial de Emily fuera un juego divertido.

En un arrebato de ira, Emily se soltó del agarre de Franklin y le dio una bofetada.

¡PLAF!

Afortunadamente gracias al sector del balcón y el ruido ambiental interno, no se escuchó el fuerte golpe para los demás invitados.

El corazón de Emily latía con fuerza, pero había algo en la mirada de Franklin que la hizo dudar.

Él sonrió, como si la reacción de ella hubiera sido exactamente lo que había esperado.

"Realmente me recuerdas a ella…"

Pensó ese CEO, refiriéndose a su primer amor, Isabella.

Emily se alejó, como si estuviera huyendo, intentando ignorar las confesiones de ese hombre.

"Todo está bien… Es solo un maldito mentiroso… Gerald nunca me sería infiel…"

Pensó ella agobiada.

……….

⁠✧⁠✧⁠✧⁠ En la actualidad. ✧⁠✧⁠✧

Cuando el recuerdo de aquel encuentro con Franklin se desvaneció, Emily sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

"Debí creerle en ese momento…"

Pensó ella arrepentida, mientras su corazón latía aceleradamente.

Franklin, con su mirada intensa y su porte imponente, la llamó.

—Acércate —le dijo él, con un tono de autoridad en su voz, que la hizo temblar.

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