—La familia Hernández ya ha renunciado a la idea de que Javier se quede con ellos, ya no nos molestarán más, y sobre la idea de volver, lo siento Lucío, no puedo regresar contigo.— Ana finalmente reunió el valor, levantó la mirada hacia los ojos de Lucío, y expresó sus sentimientos internos.
No importa cómo se desarrolle su relación con Lucas, después de que Lucas resultara herido por ella, ella no puede abandonarlo.
—Ana, ¿tienes alguna cosa pendiente? Si es así, puedo esperar aquí hasta que termines. Yo puedo manejar mi trabajo.— el corazón de Lucío, finalmente se agitó.
Sólo podía cambiar de tema de manera forzada, esperando que Ana simplemente quisiera quedarse aquí por un capricho.
—No es así, Lucío. Este tiempo apartados me ha ayudado a aclarar muchas cosas. Ya no puedo seguir estando tan confundida. Respecto a casarnos, lo siento, no debería haber aceptado casarme contigo tan a la ligera.
—Ana, ¿te arrepientes de querer casarte conmigo?— los ojos de Lucío se llenaron de tristeza