Capítulo 150
Ana se apresuró a correr hacia él, extendió la mano y exploró la respiración de Lucío, sintiendo que su aliento era normal y su corazón colgante finalmente se calmó.

No obstante, dejar a Lucío así no era una opción, Ana solo pudo sacar el teléfono de su mano, llamar al hospital y pedir una ambulancia para que lo recogiera.

El lugar no estaba muy lejos del hospital, y rápidamente llegó una ambulancia que se detuvo en la entrada del edificio. Varios médicos y enfermeros subieron y colocaron a Lucío en una camilla, llevándolo a la ambulancia.

Ana, después de hacer todo esto, tenía la intención de irse para evitar sospechas, pero fue detenida por una enfermera: —Señorita, no puede irse, alguien debe hacer los trámites más tarde.

Ana dudó un momento, pero finalmente no se fue. Aunque ya no sentía aquel amor apasionado por Lucío, después de conocerlo durante tanto tiempo, no podía simplemente dejarlo solo en el hospital.

Subió a la ambulancia y se quedó mirando el paisaje
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