Al terminar Lucas de explicar la situación, Ana comprendió lo que sucedía y se estremeció de miedo.
Inimaginablemente, había alguien con tan astutas maquinaciones escondiéndose en las sombras, tramando contra ella...
Y más aún, capaz de monitorear cada uno de sus movimientos en tiempo real, limpiándose las manos de cualquier sospecha y dejando que Lantit cargara con la culpa; era verdaderamente aterrador.
—Entonces... ¿qué se supone que debo hacer?
El cuerpo de Ana tembló involuntariamente.
—Además, ¿qué hay de Javier, José y mi madre? Si esa persona ha fallado varias veces, ¿podría intentar hacerles daño?
—No te preocupes, también he dispuesto protección para ellos. No debería pasarles nada, o más bien, es poco probable que esa persona actúe por ahora. Has tenido demasiados accidentes últimamente; sería muy estúpido por su parte revelarse.
—Pero, ¿cómo podemos atrapar a esa persona? Es aterrador, como si alguien me estuviera vigilando todo el tiempo, con una espada colgando sobre mi