Teresa se calmaba poco a poco con los tiernos consuelos de sus dos hijos.
Tenía razón, ya no podía actuar impulsivamente. Con Ana inconsciente, debía cuidar bien de los pequeños y evitar cualquier error que complicara más la situación.
—Volvamos a casa, aún no han comido, vámonos.
Teresa, tomando de una mano a Javier y de la otra a José, caminaba lentamente para tomar un taxi de regreso a casa.
Los pequeños, conscientes del caos del momento, la seguían obedientemente en silencio, y un aire de opresión envolvía todo a su alrededor.
...
Lucas había gestionado rápidamente el traslado de Ana a un mejor hospital local.
Acompañándola durante todo el proceso, Ana fue llevada inmediatamente a hacerse exámenes, dejando a Lucas esperando afuera.
El especialista, al escuchar la situación de Lucas, la tomó muy en serio y ordenó una serie de pruebas exhaustivas y complejas.
Una vez finalizadas, Ana era trasladada de vuelta, y Lucas se acercaba apresuradamente.
—Doctor, ¿cómo está ella?
El médico, c