C127- AQUEL QUE AÚN RESPIRA.Zayden y Noah cruzaron los límites de la manada, tal como lo habían planeado. Habían dicho a las chicas que se trataba de un viaje por asuntos formales, algo urgente que no podía esperar.Y mientras Zayden mantenía el ceño fruncido, pensando en las respuestas que buscaba, Noah iba a su lado con una sonrisa que parecía pegada con pegamento.—¿Me vas a decir qué te pasa? —gruñó, girando la cabeza—. Tienes esa sonrisa congelada en la cara desde que salimos. Pareces idiota.Noah sonrió aún más, como si le acabaran de decir el mejor cumplido del mundo.—Así se ve un hombre enamorado, satisfecho… y sobre todo, un hombre que encontró a su alma gemela —declaró, alzando una ceja.Zayden parpadeó confundido.—¿Espera… alma gemela?—Así es, viejo amigo.—Pero tú… —se detuvo en seco, entrecerrando los ojos mientras lo miraba fijamente. De pronto, sus ojos se abrieron llenos de sorpresa—. No me jodas… ¿Tú y Willow?Noah asintió, lento y con esa misma sonrisa tonta que
C128-DIME QUIÉN ES.Zayden no reaccionó al principio. Se quedó quieto, como si su cuerpo se hubiese congelado por dentro. Las palabras de la bruja seguían repitiéndose en su cabeza una y otra vez, golpeando con fuerza, sacudiendo todo lo que creía saber.—No, no —murmuró—. Tiene que haber un error… mi padre…—Ese hombre no era tu padre —dijo la bruja, sin rastro de duda—. Tu padre aún camina, oculto, entre lobos…Zayden dio un paso atrás.Su pecho subía y bajaba rápido, porque el aire no le alcanzaba. Noah se giró hacia él, con los labios apretados, como si no supiera si debía intervenir o no.—¿Qué…? —él apenas podía articular palabras.El corazón le latía con fuerza, salvaje, descontrolado. Le dolía la cabeza y las sienes le palpitaban como si fueran a reventar.—Tu padre… —continuó la bruja— es la bestia original. Y está más cerca de ti de lo que crees.Se quedó mudo, su mente era un caos. Una parte de él intentaba negarlo, buscar cualquier explicación, algo que lo salvara de esa p
C129- DESTRUIRLO TODO.Maelor.El nombre se le metió como un cuchillo. El siempre había estado cerca: había estado en su infancia, en sus entrenamientos de joven, en los consejos del Alfa. Y ahora que sabía que él… él era su verdadero padre.Cerró los ojos y las náuseas lo asaltaron cuando pensó en Kendra.Ella le había confesado que estaba enamorada de él, y ellos… ellos eran medios hermanos. No podía respirar bien, sentía asco de todo y de todos.Noah dio un paso hacia él. Había permanecido en silencio hasta ese momento, dándole su espacio, pero verlo así lo sacudió.—Zay… No estás solo. Estoy contigo. Lo que sea que decidas, yo te apoyo.Él asintió y, por un segundo, esa frase le dio algo de alivio. Pero fue solo eso: un segundo. Porque todo lo que sentía se transformaba rápido. El dolor, la decepción, el vacío… se volvió rabia. Una rabia densa, hirviente. Y él no iba a huir. Ya no iba a hacer más preguntas; en cambio, iba a terminarlo.Se dio la vuelta y fue hacia la puerta.—Vámo
C130- NO ES LA ÚNICA BESTIA.Odette se quedó helada y, luego, sin pensarlo, salió a enfrentarlos.—¿Qué significa esto? —exigió, plantándose delante de ellos—. ¿Creen que pueden irrumpir en mi manada como si fuera un campo de guerra? ¿Y con ese ejército? Exijo una explicación. Ahora.Rodrick iba a responder, pero Leonard se adelantó. Su rostro no mostraba amenaza, sino algo más desconcertante: compasión.—Estoy aquí para salvarte, Odette —murmuró.Ella frunció el ceño.—¿Salvarme de qué?Willow, que ya estaba a su lado, le tomó el brazo. Tenía la piel fría, y el miedo le anudaba el estómago. Leonard no respondió su pregunta; en cambio, se volvió hacia el consejo, alzando la voz con claridad.—Estoy aquí para cazar a la Bestia.Un murmullo estalló como una ráfaga. Todos empezaron a hablar entre dientes, mirándose sin entender. El consejo, que también estaba presente, comenzó a moverse, inquieto.Odette sintió el pecho apretarse. Y Leonard levantó la voz aún más.—Zayden, su Alfa, es es
C131- UNA MÁS.Rodrick seguía en el centro, mostrando una sonrisa triunfal como si ya se hubiera coronado. Odette tragó saliva, se limpió las lágrimas y dio un paso al frente.—No tienes ningún derecho —espetó—. No eres Alfa, Rodrick. Recuerda que fue tu propio padre quien dejó a Zayden, y si lo hizo es porque no te consideraba apto para el puesto.Luego se giró hacia el consejo.—Aun cuando Zayden es la Bestia, su sangre sigue gobernando esta manada. Porque yo llevo a su heredero en el vientre. Y como Luna… también llevo su voz. Y la mía no ha dicho que te aceptemos.Rodrick apretó la mandíbula y giró hacia los miembros del consejo, buscando respaldo. Pero nadie habló.Y Odette los escaneó uno por uno.—¿Así de rápido olvidan todo lo que hizo por ustedes? ¿Cuántas veces los protegió? ¿Cuántas veces peleó por esta manada?—¡Nos puso en peligro! —interrumpió alguien.Era Maelor.—¿Y quién dice que debemos aceptar a la cría de ese monstruo como nuestro futuro? ¡Ese hijo traerá más maldi
C133- LO QUE ESTES DISPUESTA A ACEPTAR.Zayden se dobló sobre sí mismo, respirando con dificultad. Las cadenas le quemaban la piel, y la plata ya le había abierto heridas en las muñecas y el pecho. Aun así, alzó la mirada.—¡Maelor! Él también lo es. ¡Él fue quien mató a Iridessa!El murmullo se expandió como un disparo, y todos se voltearon hacia Maelor.El consejero alzó las cejas, como si acabaran de insultarlo. Luego miró al consejo y a la manada con el rostro controlado.—Esto es ridículo —dijo sin levantar la voz—. Es el último recurso de un hombre acorralado.Zayden apretaba los dientes de impotencia. Se estaba debilitando, y su lobo también. Podía sentirlo gimiendo en lo más profundo de su pecho, casi apagado.La rabia, el miedo y el instinto luchaban por sacar a la bestia. Pero si se transformaba, no habría control. No habría diferencia entre amigo o enemigo. Y Odette… ella podía salir herida, y esa idea lo retenía.—¡No solo yo soy una bestia! —gritó con la voz ronca—. ¡Tú t
C133 -SÉ MÍA.—No tiene por qué terminar así. Todavía hay una opción —susurró—. Pero depende solo de ti… y de lo que estés dispuesta a aceptar.Odette sintió un escalofrío recorrerle la espalda, no por las palabras, sino por el tono que usaba. Era la forma en que se inclinó hacia ella, tan cerca, como si tuviera derecho.Retrocedió medio paso, incómoda, dispuesta a mandarlo al diablo. Pero cuando volvió a mirar a Zayden, su pecho se apretó. Él ya no intentaba contener el dolor. Jadeaba, las venas del cuello se marcaban con fuerza. Era un hecho que estaba luchando, y eso la destrozó.Así que tomó la decisión, aunque sabía las consecuencias.—¿Qué… qué tengo que hacer? —preguntó.Leonard sonrió. Fue apenas un gesto, pero suficiente para helarle la sangre. Suspiró y se inclinó hacia su oído, hablándole despacio, disfrutando cada palabra.—Si vienes conmigo, a mi manada, yo me encargo de que a él solo lo encierren… y no lo ejecuten.El corazón de Odette dio un vuelco. Su primer impulso fu
C134 - TE DESEO ODETTE.Al día siguiente, Odette caminó por el pasillo con el estómago revuelto, el corazón acelerado y la mirada firme. Sus pasos eran decididos, aunque sus piernas apenas respondían. Se detuvo frente a la puerta y entró sin esperar respuesta.Él estaba de pie, junto a la ventana, dándole la espalda.—Acepté irme contigo —dijo sin rodeos—. Pero no me moveré de aquí hasta que Zayden y su beta sean trasladados. Quiero saber que están lejos, fuera de esta manada, antes de que parta.Leonard se giró despacio y había una sonrisa satisfecha y oscura en su cara.—Valiente y directa… —dijo mientras se acercaba—. Me gusta. Además, hiciste lo correcto… tomaste la mejor opción, Odette. —Se detuvo muy cerca de ella—. Te aseguro que serás tratada como una reina en mi manada.Ella se tensó cuando él alzó una mano y la posó en su brazo. Apretó los dientes, luchando por no apartarse de golpe. No quería provocarlo y arruinarlo todo.Leonard aspiró su aroma con descaro y se inclinó hac