Mi corazón se congeló al ver a Elise nuevamente, mirándome directamente como si estuviera lista para desenmascarme, descubrirme, humillarme. Pero para mi alivio, pronto la arrastraron a los preparativos finales. La ceremonia estaba a punto de comenzar.
Ya esperaba que presenciar la ceremonia fuera una pesadilla, pero, ¿sinceramente? Nada podría haberme preparado para aquello. Sentada en el banco, agarrando firmemente la mano de Christian, trataba de mantener mi expresión neutra mientras Elise y Alex intercambiaban votos de amor eterno. Con cada "eres el amor de mi vida", mis ganas eran de levantarme y gritar "TRAIDORES".
Cada frase me golpeaba como una bofetada. Y si cerraba los ojos por un segundo, lograba recordar el día en que Alex me dijo exactamente las mismas palabras.
Mi mano apretó la de Christian con tanta fuerza que mis propios dedos me dolieron.
"Si sigues apretando así, voy a quedarme sin circulación, amorcito" susurró. "Perdón. Estoy teniendo un leve ataque interno." "Me di cuenta. ¿Quieres que finja un desmayo para interrumpir la ceremonia?" "No. O sea... tal vez. Si todo falla, échale vino al vestido de la novia."
Se rió, pero no negó que lo haría.
Después de la ceremonia, la fiesta se reveló como un espectáculo de riqueza. Luces suaves, buffet sofisticado y meseros circulando con champán en copas de cristal.
Así fue como Elise me encontró: sosteniendo mi segunda copa como si mi vida dependiera de ello.
"¡Zoey! Estoy tan feliz de que hayas venido." Su voz era empalagosa. "Significa mucho para mí ver que logramos superar todo."
Superar. Como si yo fuera la inconveniente por guardar rencor.
Alex se acercó, analizándome de pies a cabeza.
"Estás diferente, Zoey."
Era casi como si quisiera decir que no debería estar así. Bonita. Sonriente. Entera. Esperaban verme destruida.
"Gracias."
Elise sonrió al notar a Christian. Sus ojos se deslizaron sobre él, como quien evalúa un producto.
"Qué sorpresa. ¿Compañía tan pronto?"
Antes de que pudiera responder, Christian se rió por lo bajo.
"Novio" corrigió Christian, deslizando la mano por mi cintura de manera casual, pero posesiva. Sus ojos se fijaron en Elise con un brillo desafiante. "Qué gracioso que digas eso, Elise. Parece que no es Zoey quien aún vive en el pasado."
La sonrisa de Elise no titubeó, pero vi sus ojos entrecerrase y sus manos apretar ligeramente la copa de champán. Aunque trataba de ocultarlo, era obvio que estaba furiosa con la insinuación. Yo, por otro lado, tuve que esforzarme para contener la sonrisa.
"¿Entonces están realmente comprometidos?" Elise cruzó los brazos. "Qué sorpresa... nunca vi nada sobre ustedes en ningún lado." "Somos discretos" respondió Christian.
Amanda, excompañera de la universidad, se acercó con su grupo.
"¿Ese es el famoso novio heredero?" preguntó con una sonrisita maliciosa. "Christian Bellucci" se presentó. "¿Bellucci?" Helena levantó una ceja. "Nunca escuché de ningún Bellucci soltero en Río de Janeiro." "Eso no me sorprende" respondió Christian con una sonrisa educada que cargaba desdén. "Después de todo, no estoy soltero, ¿verdad?"
Alex trató de recuperar el control.
"Bellucci... ¿De la vinícola Bellucci? ¿Esa premiada en todo el mundo?"
Sentí un frío en la espalda. Era una prueba. Christian, o como sea que se llamara en realidad, era solo un gigoló. ¿Qué podría entender de vinos refinados?
"Sí, esa misma" respondió Christian con naturalidad. "Aunque estoy más enfocado en las inversiones internacionales de la familia. Rara vez visito la vinícola."
Elise abrió ligeramente los ojos.
"Trabajo con varias marcas de vino premium y nunca te vi en ningún evento." "Paso la mayor parte del tiempo en Londres. A propósito, Alex, ¿cómo va ese proyecto tuyo en la marina sur? Escuché que tienen problemas con las licencias ambientales."
La cara de Alex se puso pálida.
"¿Cómo sabes eso?"
Christian se encogió de hombros.
"Tengo mis contactos."
Me quedé boquiabierta y Christian tuvo que apretar ligeramente mi mano para que levantara la barbilla. ¿Cuándo tuvo tiempo de investigar sobre Alex?
Elise intervino, claramente irritada.
"Debe ser muy reciente, este compromiso." Me miró con lástima mal disimulada. "Después de todo, realmente no esperaba que tú... lograras seguir adelante tan rápido."
La manera como dijo "lograras" era como si yo fuera un caso de caridad.
"No subestimes a Zoey" dijo Christian. "Ella es mucho más increíble de lo que cualquiera de ustedes imagina."
Elise sonrió condescendiente.
"Por supuesto que lo es. Estoy tan feliz por ti, querida. Me preocupé de que... bueno, no lo superaras. Pero el caso es... Parecen tan... diferentes" añadió, mirando a Christian. "Como si fueran de mundos diferentes." "O tal vez" Christian sonrió, atrayéndome hacia él "tú simplemente nunca conociste su verdadero valor."
Sentí mi garganta arder, las lágrimas queriendo caer al recordar las palabras exactas de Elise al decir que jamás sería buena para nadie. Definitivamente no esperaba que fuera buena para alguien como Christian. Un hombre rico y guapo. Bueno, era de mentira, pero ella jamás lo descubriría.
"¿Quieres bailar?" me preguntó, sus ojos fijos en los míos, como si supiera que necesitaba ser rescatada. "Claro."
Christian me guió al centro del salón, sus manos deslizándose por mi cintura.
Desde lejos, vi a Elise observándonos furiosa, susurrándole algo a Alex.
"No dejes que te afecten" murmuró Christian. "Eres increíble, Zoey."
Dejé escapar una risa amarga.
"Solo soy una vendedora de vestidos de novia de lujo. Y ella es una de las relacionistas públicas más famosas del país, viviendo la vida que siempre quise. Viajes, celebridades... Alex..."
Christian me miró directamente a los ojos, sin una pizca de lástima.
"Si la vida que soñabas era ser una víbora casada con un idiota traidor, necesitas urgentemente reconsiderar tus conceptos."
Parpadeé, sorprendida por su franqueza. Entonces, contra mi voluntad, sentí que se formaba una sonrisa.
"Eres insoportable." "Pero guapo." Guiñó el ojo.
Me reí, negando con la cabeza.
"Tus ojos están brillando" dijo suavemente. "Pero no es de felicidad, es de rabia contenida." "No sé de qué hablas." "Esa fachada de mujer fuerte e invencible debe estar matándote por dentro" murmuró. "No merecías pasar por esto."
Una ola de emoción me golpeó, y tuve que controlarme para no derramar las lágrimas ahí mismo. ¿Cómo podía estar tan acertado?
"Ya no quiero estar aquí" susurré. "Tengo una suite reservada aquí en el hotel. Si quieres seguir haciendo que valga la pena tu inversión... podemos salir de esta fiesta aburrida y divertirnos de verdad." "Quiero" respondí, sin dudar.