Ângelo Messina se despertó en su suite al día siguiente, con la mente alerta y listo para enfrentar otro día en el mundo de la mafia. La habitación estaba iluminada por la suave luz del sol que entraba por las ventanas, creando un ambiente tranquilo y sereno.
Estaba a punto de comenzar su rutina cuando escuchó golpes en la puerta. Con un suspiro, se levantó de la cama, desnudo, y fue a abrir la puerta, encontrándose con Francesca, la ama de llaves de la familia Messina, afuera.
Francesca parecía un poco nerviosa y vacilante, pero no tenía más opción que entregar su mensaje. "Don Messina, hay un visitante esperándolo en la sala de estar."
Ângelo Messina la miró con una expresión seria y preguntó: "¿Quién es el visitante?"
Francesca respondió: "Es el señor Alessandro Amorielle."
Messina frunció el ce&