Punto de vista de NIREYA

—¡Menos mal! —dije, dejando escapar un suspiro de alivio al ver aparecer un refugio abandonado entre los árboles.

Era una pequeña casa de caza que, evidentemente, llevaba años sin usarse, pero que aún estaba lo suficientemente intacta como para protegerme de cualquier otra cosa que pudiera acechar en la oscuridad.

Valen abrió la puerta de una patada, escudriñando el interior con la mirada antes de finalmente dejarme entrar.

—Siéntate —ordenó, señalando el único mueble que parecía relativamente estable. Era un banco de madera contra la pared.

Lo obedecí porque estaba demasiado agotada para discutir y mis piernas apenas me sostenían.

La adrenalina se estaba disipando, dejando tras de sí un cansancio profundo que hacía que todo se sintiera pesado.

Valen se movía por el pequeño espacio, revisando los rincones y probando las ventanas, asegurándose de que estuviéramos realmente solos.

Cuando finalmente estuvo satisfecho, regresó junto a mí y se arrodilló.

Sus manos