Punto de vista de Valen
Tenía que hacer lo correcto para salvarla, aunque eso significara causarme dolor. Me habría llamado loco por actuar así, pero el vínculo no me lo ponía fácil.
El vínculo gritaba y me destrozaba. Podía sentir algo peor que el dolor atravesándole el pecho.
El dolor no la hacía sentir bien, y todo se derramaba directamente sobre mi pecho como plata fundida. Corría a ciegas por los pasillos del palacio, con mis garras arañando la piedra. Cada guardia que se interponía en mi camino acababa inconsciente o algo peor; me daba igual, pero se lo merecían.
En ese momento, lo único que existía era el hilo que me arrastraba más adentro, hacia abajo, hacia el ala sellada que nadie había traspasado en trescientos años.
Las protecciones de Aleric se alzaron frente a mí, inquebrantables, porque sabían quién era y qué quería.
Dejé de correr y me quedé allí un rato, sintiéndola a través del vínculo. Sentía cómo le palpitaba el pulso y cómo se mantenía entera por puro despecho. Pe