Capitulo 3 - Amores cruzados

Karen se tragaba el nudo de emociones que sentía a causa de la salida de su jefe con una de sus tantas conquistas cuando su teléfono sonó y la hizo salir de aquellos pensamientos que solo la estaban atormentando, respiro profundo y cuando sintió que estaba más calmada lo agarro y contesto la llamada, era su amiga Megan

—    ­Hola Megan, ¿Cómo estás? — respondió Karen

—    ¡Ohhhhh! estamos de malas pulgas hoy ¿Qué te sucede? — llevo toda la mañana escribiéndote y no me has respondido, no me digas que estas sufriendo por tu jefe otra vez — le dijo Megan mientras soltaba un largo suspiro

—    ¿Qué comes que adivinas? — respondió Karen resignada

—    Lo imagine, no entiendo porque sigues en ese lugar, eso ya no es sano para ti, recuerda que sufrir es opcional — dijo Megan

—    Yo lo sé y créeme que lo he pensado, pero dime donde puedo conseguir un trabajo mejor que este — respondió preocupada

—    Tienes razón bonita, pero algo debes hacer

—    Lo que debo hacer es quitarme este embrujo, jajaja — Karen bromeo para quitarle seriedad a la conversación

—    Deberías amiga — respondió Megan mientras soltaba una carcajada

—    ¿Ya almorzaste? — pregunto Karen

—    No cariño y la verdad muero de hambre, que tal si le dices al bombón de tu amigo Alejandro y vamos a comer juntos — Karen hizo su propuesta y soltó un largo suspiro

Alejando y Karen trabajaban en el mismo lugar y Megan estaba en una empresa cercana, por lo general salían varias veces a la semana a almorzar juntos, Megan se sentía locamente atraída por Alejandro, pero este solo tenía ojos para Karen, así que ella para ser practica decidido seguir su camino, además salía con un chico llamado Fernando, con él tenía una relación abierta, eran amigos con derecho a roce y de allí nada más ambos sabían lo que querían y sin ningún tipo de rodeos se lo disfrutaban, a diferencia de Karen, Megan era una joven que trataba de vivir sin apegos amorosos, desde que rompió una relación de años que llevaba con su ex Joao trato de no aferrarse a nada, por supuesto esa independencia a más de uno no le gustaba

—    Me parece genial, déjame llamarlo y vamos al restaurante de Paco — dijo Karen más animada

—    Vale, voy a recoger mis cosas, avísame cuando salgan de la empresa para esperarlos en la entrada

Finalizaron la llamada y Karen busco el número de contacto de su amigo y lo marco

Un timbre….

Dos…

Tres...

—    Hola hermosa, estaba por llamarte, ¿almorzamos juntos?

—    Alejandrito de mi vida, claro que sí, de hecho, estaba hablando con Megan y ya nos está esperando — dijo mientras buscaba su bolso en la gaveta

—    Perfecto nos vemos en recepción, ya voy saliendo de la oficina

—    Genial, nos vemos — respondió y corto la comunicación

Karen guardo su móvil en su bolso y antes de salir verifico que todo estuviera en orden, cerro con seguro la oficina de su jefe y lanzo un suspiro al aire, sabía que el en este momento estaba con una de sus conquistas, pero nada podía hacer más que pasar la página como todos los días

Bajo en el ascensor y se encontró con su amigo Alejandro, este al verla sintió como su corazón se aceleró, ella le dedico una sonrisa y lo saludo

—    Hola guapo, ¿Cómo está todo? — pregunto Karen mientras le daba un leve golpe en el hombro

—    Bien, con muchísima hambre — dijo mientras observaba lo hermosa que se veía

—    ¿Qué te pasa, porque me miras así? — pregunto nerviosa

—    Solo estaba viendo lo linda que te vez hoy, me gusta como llevas tu cabello

—    Jajaja, gracias querido amigo, solo me ves con ojos de amor — Karen soltó una carcajada y recostó su cabeza en su hombro

Escuchar que lo llamara “amigo” le hacía sentir un pinchazo en el corazón, pero prefería callar, la amistad que había logrado construir con ella era más importante que cualquier otro sentimiento, sus secretos amorosos venían siendo los mismo, Karen quería a su jefe en silencio y a Alejandro le pasaba lo mismo con ella, mientras que Megan también tenía ciertos sentimientos por él y si todo parecía estar muy enredado,  no había duda muchas veces la vida podía llegar a ser bastante impredecible en cuestiones de amor

—    No lo digo por verte con ojos de amor, tu eres una mujer hermosa, jamás dudes de ello, ahora vámonos que muero de hambre — dijo de manera cariñosa

—    Déjame enviarle un mensaje a Megan para que nos espere en la entrada — le respondió Karen

—    Perfecto bonita — respondió Alejandro mientras sonreía

Karen escribió un mensaje en su móvil y su amiga enseguida respondió, ya los estaba esperando en la entrada del edificio donde trabajaba

Los dos chicos caminaron una cuadra y allí pasaron buscando a Megan, los tres reunidos eran la bomba, bromeaban por todo y reían hasta el cansancio, eran tres jóvenes y Vivian la vida a su manera, Karen y Megan tenían veintiséis años y Alejandro veintisiete, estaban en plena flor de la vida y no tenía ningún sentido amargarse, eso si ellos eran extremadamente responsables en sus trabajos, ningún jefe tenía queja alguna de su desempeño, aunque sus historias familiares eran bastante distintas siempre buscaban tener un orden en su vida

Pasados unos cuantos minutos llegaron al restaurante de p**e, allí los atendían como reyes, era un lugar bastante agradable y sobre todo muy económico, además la comida que allí servían era de las mejores de Madrid

Una hora más tarde terminaron de comer y cada uno regreso a lo suyo, fue una hora de descanso y sobre todo les sirvió para olvidar los problemas que llevaban en su cabeza

Al otro lado de la ciudad en su casa ubicada en una de las zonas más costosas de Madrid Daryl disfrutaba de la compañía de Cristina, una modelo hermosa y llena de grandes atributos, tal cual como a él le gustaban, lo mejor de todo era que ella le complacía todos sus deseos sin ningún tipo de exigencia, para él no existía nada mejor que pasarla bien sin ningún tipo de compromiso

¿Qué más podía pedir? — tenia todo lo que la mayoría de las personas soñaba, era muy guapo y adicional millonario

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