Cap. 5:  Primogénito

Cap. 5:  Primogénito

Ritter, esa misma semana firmó los documentos en el banco y la cuenta a Lara Salgado se hizo efectiva a través de María Salgado, su madre.

«Bueno, ya con esto no podrá romper mi matrimonio con Lara». Pensó Ritter aliviado.

***

8 meses después de la partida de Lara…

Aquella  mañana en Múnich…

Lara trabajaba en un laboratorio de fármacos, su especialidad.  Estaba feliz por eso, ya que se sentía cómoda y desarrollándose en su campo. Su embarazo marchaba de maravillas, ya estaba en los días de espera, pero su vientre estaba muy abultado, sin embargo ella estaba tranquila esperando el nacimiento de Egmont, como llamaría a su hijito.

Lara tenía sus noches de insomnio, era normal su corazón sangraba cada vez, su hijo sin padre, sin apellido. Un padre que ni ella misma conocía. La angustia la acorralaba cuando esos recuerdos la invadían.

«Hace un tiempo que no se de él —se refería a Ritter, ella realmente lo amaba—. ¿Se habrá casado con Erika?  ¿Tendrá hijos? »  Eran pensamientos tristes de aquél ayer que le dolía tanto recordar.

Esa mañana llegó apresurada al laboratorio y tras ponerse su bata, oyó el interno sonar.

—Buenos días, respondió algo agitada.

—Estás llegando apresurada, ¿verdad? Ya te he dicho no te preocupes, tu puedes llegar a la hora que sea, además…

—Emil —le cortó ella—, por favor no quiero problemas con mis compañeros por eso cumplo mi horario.

—Eres una tonta, cumples porque quieres… El jefe soy yo y te digo quédate en tu casa… —Sonrió—. Ven un momento.

—Ya voy  —Se levantó de a poco, sosteniendo la barriga como si se le fuese a caer.  

Emil es un joven de 29 años, es el heredero  de laboratorios y farmacias Schulte, la más grande red de laboratorios y farmacias en Alemania y casi toda Europa. El joven ha sido incondicional con Lara desde que la conoció, la realidad es que tiene sentimientos por ella. Al principio se sentía atraído, pero a medida que fue compartiendo con ella, nació algo más, hoy día siente que la ama y la necesita en su vida. Lara es una mujer responsable, y con un hijo  en su vientre, se ha limitado a su trabajo y a salir adelante con su embarazo y su profesión, el engaño que ella vio en Ritter la llevó a sentirse decepcionada y con ello fue cerrando toda posibilidad a otros amores, sin embargo Emil no ha perdido las esperanzas, la acompaña y la cuida con respeto y admiración.  

Lara llegó enseguida, pero al entrar a la oficina de Emil sintió que no podía estar de pié. El joven director se acercó y la sostuvo para luego ayudarla  a sentarse.

—¿Por qué vienes corriendo, Lara? Debes cuidarte. ¿Ya sabes para cuando vendrá la criatura?

—Aún falta. 

—Preferiría que te quedaras en casa esperando a que nazca el niño, cada día te veo más agitada y eso no es bueno. Terminarás pariendo en la oficina o en los pasillos —le dijo  en tono broma.  Ella sonrió y su rostro se sonrojó, algo que emocionaba al joven presidente.

—Sólo hay que llamar a la ambulancia cuando eso suceda.

Lara bajó la cabeza.

«Tristemente estoy sola en casa, así que prefiero estar aquí, si me viene el parto al menos no estaré sola», ese era el pensamiento de la pobre muchacha en ese momento y cada tarde que tenía que irse a su casa para estar sola toda la noche.

—Estoy bien Emil, ahora dime ¿para qué me llamabas?

—Te tengo buenas noticias, mi padre junto a otros socios han revisado a los principiantes para efectuar un nuevo proyecto en nuestra empresa y te han elegido.

—¿En serio Emil?

—Sí, estás contratada y eres la líder en el nuevo laboratorio que surtirá las farmacias alternativas en hospitales y clínicas.

Lara se levantó y se precipitó a abrazar al hombre, él se había ganado su confianza y su afecto.

Al separarse y quedar sus rostros muy cerca.  Emil no se aguantó y se pegó a sus labios.  Ella, a pesar de que no lo rechazó abruptamente, reculó despacio y le dijo:

—Emil, sé que estamos emocionados por este logro, pero no está bien… No confundas amistad y confianza con otra cosa.

—Sí, tienes razón —respondió sonriente Emil—, sin embargo aprovecho para que recuerdes que yo estoy dispuesto a ser el padre de tu hijo, cuando lo decidas estaré listo para ello.

Ella sonrió y dijo ella con serenidad—: Me voy, hoy me siento un poco cansada —Emil quedó serio mientras la miraba salir con mala cara, a pesar de la excelente noticia.

Aquella tarde Lara llegó al pequeño departamento y luego de sentarse en la orilla de la cama, se fue poniendo poco a poco en los almohadones hasta quedarse dormida. Ya a medianoche despertó con una contracción tan fuerte que no podía moverse.  En ese instante metió la mano bajo su almohada y cuando iba a marcar, el teléfono repicó, Lara vio que era Emil…

—Hola… —Respondió en un hilo de voz—. ¡AY!

—Lara,  ¿Qué tienes?  —Emil la oyó gritar.

Lara tenía los dolores de parto, y sentía que estaba mojada. Su teléfono  resbaló de su mano y cayó al piso. Ella trató de alcanzarlo, pero no podía moverse.  Emil quedó oyendo del otro lado.

—¡Lara, ¿Qué pasó? ¡ ¡Lara!

—Emil, no me puedo mover —gritó—. Por favor llama la ambulancia, mi bebé ya viene.

Emil corrió a su garaje y salió a toda velocidad, así mismo no descolgó el teléfono en ningún momento, puso en espera la conversación con ella y llamó para que enviaran la ambulancia,  pero se mantuvo en contacto hasta que entró a su apartamento. La acompañó a la clínica aquella madrugada en que  nació su hijo.

***

Aquella misma mañana  en Centro Clínico Wolf – Berlín.

Es el momento en que Ritter tomará posesión como presidente del Centro Clínico Wolf. Ha sido el vencedor por unanimidad, hasta el mismo Derek ha levantado su mano para votar por él.

Su padre se ha quedado de una pieza al oírlo nombrar a su hermano como el vicepresidente, a pesar de todo se sintió complacido, sabía que podía confiar en que Derek, mientras estuviese controlado por Ritter estaría haciendo las cosas bien.

Durante la reunión el doctor Zav Wolf se dirigió a los presentes.  Ritter se esperaba sólo unas palabras afectuosas a sus hijos, pero se llevó una gran sorpresa:

—En el día de hoy, quiero felicitar a mis hijos Ritter y Derek Wolf, me siento muy orgulloso y complacido de que ambos sean los pilares de nuestras clínicas, me enorgullece verlos juntos y apoyándose, sobre todo ahora que Derek ha decidió formar su propia familia.

Ritter se volvió a Derek quien levantó una ceja y asintió mirándolo.

—También quiero dar una feliz noticia. Pronto vendrá el primer heredero para mi familia. Es una noticia que mi hijo ha querido mantener callada, pero hoy la haremos pública. Derek, a pesar de ser el menor, es el primero en darnos la feliz noticia de traer al mundo al primogénito de la familia Wolf, y también será el primero en casarse, pues se acaba de comprometer con la hija menor del director Muller, nuestro aliado en las clínicas  a través de la línea aérea y la agencia de viajes.

Ritter apretó la mandíbula, pues la junta de accionista era conservadora, y esto le demostraba que Derek venía con claras intenciones sobre él y si lograba consolidarse en la vice presidencia, ya casado, con un hijo y la unión entre socios, tenía varios puntos a su favor, mientas que él los tenía en contra.

Ritter, ecuánime,  se levantó y le tendió la mano a su hermano, sin esperar más se volteó hacía su padre.

—Quizás te lleves una sorpresa padre. ¿No es así Derek? —Derek borró inmediatamente la sonrisa de sus labios.

Zav Wolf  no pasó desapercibida la tensa interacción de sus hijos.   

«¿Acaso esconden algo?». Pensó.

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