Paso las siguientes dos horas penetrándola, no me canso de ella, es deliciosa, y me corro dentro de su coño las veces necesarias hasta que aprenda que solo a mi puede admirarme. Para cuando llega la tarde, la tengo dormida a mi lado, completamente desnuda, solo la sábana roja cubre su desnudez, es tan sexy que comienzo a creer que me he vuelto una clase de adicto sexual por ella.
Mi teléfono móvil suena y respondo al ver que se trata de Enzo.
—Que pasa —respondo pasando una mano por su espalda, ella medio se despierta y me abraza descansando su cabeza en mi pecho, despertando una explosión de emociones intensas.
—Solo para recordarte que la reunión es a las nueve —me dice y al fondo escucho los gritos de los trillizos y la risa de mi pequeña Ema.