Meto todo y decidida salgo de la habitación, localizo a Barclay tirado en la enorme cama mientras cambia de canal, sus ojos se anclan en los míos y rápidamente le aviento la bolsa negra.
—¡Qué buena broma! —espeto con brusquedad.
—No es una broma —se incorpora con una sonrisa burlona que le sirve de adorno a su perfecto rostro—. ¿Acaso no es de tu talla?
—¡Ni loca me pondré eso! —poco a poco la adrenalina recorre todo mi torrente sanguíneo.
—Lo harás, es mejor que te acostumbres, cuando lleguemos a Tokio es lo que usarás.
—No soy una pu...
Con un movimiento rápido Barclay logra quitarme la toalla del cuerpo, dejándome completa