Capítulo 71: El reencuentro en el río.
CUBARÁ.
—Doctorcita.
—Dime mi niña.
—Le traje una naranja de regalo.
—¡Qué rico! Gracias mi niña hermosa.
—Están dulcitas, cuando estoy triste mi mamá me da una naranja para que se me quite la tristeza, no me gusta verla así, tiene que comerse la naranja usted verá cómo se aleja la tristeza de su cara.
—Mi bebé yo no estoy triste lo que pasa es que me duele un poco la cabeza, pero me voy a comer tu naranja.
—Yo quiero que usted vuelva a sonreír.
—Gracias ya verás como voy a volver a sonreír.
La niña se retiró y Naran me tomó del brazo.
—Ven, vamos a caminar un rato, necesitas descansar, desde que llegaste al pueblo solo te has dedicado a trabajar, todos, hasta los niños se han dado cuenta que estás triste.
—¿Se nota mucho?
—Claro, esa cara que tienes ahora, no es la misma cara de la doctora que todos conocemos.
—Tienes razón, los niños no tienen porque estar tristes por mi culpa.
—Dime, ¿qué piensas hacer?