Tohbías
Me siento cautivado y cegado por cada curva de la preciosa pelirroja que tengo frente a mí. Paso saliva cuando toqueteo sin pudor su teta, cabe perfectamente en mi mano y su pezón está duro.
Ella no necesita de artimañas para seducir a ningún hombre. Con solo sonreír creo que todos perdemos la cabeza por ella. Pero es mía y solo yo puedo embriagarme con su cuerpo.
Sus turgentes pechos se acoplan perfectamente a mis manos, sin cuidado los aprieto y pellizco a mi antojo.
Veo todo rojo cuando de un momento a otro la tiro sin reparos sobre la mesa de las pesas.
La giro de espaldas quedando su culo completamente a mi disposición. Llevo mi mano hasta su hendidura comprobando así lo húmeda que está.
Azoto con fuerza su trasero mientras trazó círculos sobre su vagina. Sus gemidos comienzan a oírse tornándome todo a peor.
De un empellón la empotro sin siquiera detenerme a ponerla caliente. Solo quiero arrancar todo lo que tengo atorado.
Embisto como lunático su coño dando cada s