Capítulo 9. Las sábanas están arrugadas
La lujuria que ardía en todo su cuerpo les hacía incapaces de pensar con claridad, en ese momento lo único que pensaban era como lograr satisfacción juntos en la cama.
Besos apasionados y besos mientras estaban sentados en la cama, sumados a salvajes toques de sus dedos en las partes del cuerpo que consideraban más importantes para tocar.
La mirada apagada de Angel y su aliento ardiente y lujurioso impactaron sus rostros. Angel entonces desabrochó la camisa que llevaba Roy, y Roy, que no quería quedarse atrás, se quitó el camisón que llevaba su jefe.
En ese momento, ambos cuerpos no estaban cubiertos por un solo hilo, desde la cabeza hasta los pies. Sus labios seguían devorándose uno al otro y jugando con sus lenguas, solo que ahora su posición ya no era sentados sino que ambos estaban acostados con el cuerpo de Roy presionado contra el cuerpo de Angel.
De repente, Angel giró el cuerpo de Roy y posicionó su cuerpo alternativamente presionando contra él, los labios que habían estado