La tremenda y fogosa Yeni, abrió el broche y bajó el cierre del pantalón del hombre y lo bajó un poco más hasta que logró sacar el dotado pene de su macho, lo acarició por unos momentos y pronto ya estuvo listo para ser cabalgado por ella.

Mientras el hombre dirige la mirada sobre la carretera, ella se entierra sobre su miembro y recuesta la cabeza sobre su hombro para no hacerle estorbo a su vista. Ella se mueve de arriba hacia abajo, de un lado al otro lado y así sucesivamente, hasta que el ruidoso sonido de una sirena les pone en alerta.

La chica se detiene cuando le escucha a su marido decir que una patrulla policial les va haciendo el alto para que se detengan.

— Vístete como a la velocidad de un rayo, mi amor, tendré que estacionarme. —Le ordenó el chico, sintiendo la adrenalina del momento, mezclada con la interrogante de cuál es el motivo por el cual los están deteniendo.

— Otra vez estos idiotas nos arruinan el momento. —Se quejó la chica y se bajó del regazo del hombre para