Alex no contestó, le parecía muy extraño, Nathe al darse cuenta pensó que quizá a aquel hombre le había gustado Alex, por lo que tomó su mano y ambos salieron de aquella oficina, cuando salieron por fin del edificio, los dos estaban esperando a su madre y a Elisa, quienes habían pasado a los sanitarios antes.
—Odio a ese señor, es demasiado raro y estricto —suelta la manager.
—Lo es —afirma la madre de Nathe mientras se lava las manos—. Pero es inmensamente millonario, eso es lo importante.
— ¿Ahora que tienes planeado? —Elisa se le queda mirando con astucia.
—Bueno, él es rico, yo soltera y sin compromiso... &m