-Ponte en cuatro-ordenó con voz demandante.
Hice caso a su petición y de inmediato me coloque en cuatro, tomé un suspiro en cuanto sentí su penetración, la cual iba entrando sin previo aviso.
mis ojos se echaron para arriba y mi boca se abrió, era tan inmenso el placer que no podía describir esta sensación. Sus robustas estocadas eran tan salvajes que me aferré a las sábanas mientras mi cuerpo se balanceaba hacia adelante y atrás.
-¡Ah!-Exclamó como toda una perra en calor.
-Te gusta?-Cuestionó con voz entrecortada.
-¡Si! ¡Me encanta!-Mis palabras hacen que sus movimientos se aceleren a tal punto de dejarme sin aliento y un pequeño dolor en mi vientre indicaba que me estaba excediendo.
Descanse en cuanto Deivis se detuvo.
-¡Nena, eso estuvo genial!-ruge al mismo tiempo que se derrumba en la cama, tomé la sábana y la coloque encima de mi cuerpo.
Mire a Deivis quien sonreía como tonto mientras miraba para el techo.
-Eres una delicia, ¡Joder!-Dijo esta vez soltando una risa.
Al principi