4. Primer caso

Son las cinco de la mañana cuando la lluvia empieza a cesar, muchas personas fueron desalojadas de sus viviendas por seguridad y llevadas a zonas seguras. Por lo que el tránsito está algo pesado, las calles llenas de barro y escombros.

Emily y Orina se quedaron en casa descansando mientras que Eliza se dirije en el carro a su nuevo puesto de trabajo, el camino está bastante dificultoso debido al barro y enormes piedras que quedaron atravesadas, en varios puestos tuvo que enseñar sus credenciales para que la dejaran seguir su camino.

Lo que suele tomar cuarenta y cinco minutos para llegar, le terminó tomando hora y media. Menos mal salió con tiempo. Divisa a lo lejos su destino, suspirando aliviada, se dirige al estacionamiento y pegando una carrera entra al lugar.

—Buenos días, soy Eliza Sánchez, vengo de la Guaira.

Se presenta ante un hombre que está en la recepción del comando del CICPC, la ve de arriba abajo, ve algo en su computadora y luego con una sonrisa forzada le indica hacia dónde debe dirigirse.

En la puerta puede leer “director”, toca un par de veces y cuando escucha “adelante”, abre la puerta con cuidado, sintiéndose nerviosa.

—Buenos días Eliza, no esperaba que llegara tan pronto —la recibe con una sonrisa de medio lado, siendo amable, ya que sabe por experiencia lo difícil que es los primeros días y más para una mujer.

Está tan acostumbrada a que sus jefes sean obesos, de mal humor, que pasen de unos sesenta años, que ver a ese jefe guapo, cuerpo bien definido y de solo unos años mayor que ella, se queda como tonta viendolo embobada.

—Buenos días señor, me gusta ser puntual y no perder el tiempo —logra decir al notar su dura mirada. Tiene el carácter.

—Eso es muy bueno, espero que el camino no haya estado muy congestionado —se sienta de nuevo, extendiendo su mano hacia la silla que tiene al frente.

—Algo, las fuertes lluvias ocasionaron deslaves —le explica, tratando de controlar sus nervios.

—Lamento escucharlo. Su trabajo aquí será sencillo, se le asignó un equipo de tres personas, que estarán bajo su responsabilidad, se le asignará un caso y se pondrá a su disposición lo que necesites para resolverlo, una vez resuelto viene a mi, me entrega un informe y luego, si todo resulta bien, se le asigna otro caso ¿Entendido? —le explica brevemente, esperando haber tomado una buena decisión al notar lo nerviosa que es.

—Entendido, no es complicado —suelta una sonrisita nerviosa, haciendo que se escuche como un cerdo alterado.

—La llevo a su oficina y le presento a su equipo de trabajo —se levanta de golpe, para terminar de una vez con la reunión.

Eliza tiene la esperanza de que el equipo tenga a otra mujer que le sirva de apoyo. Lo sigue de cerca hasta que entran a un lugar amplio, tiene una oficina principal y tres cubículos pequeños que supone, serán donde trabajarán las tres personas a su cargo.

—Todo esto será su área de trabajo, esa oficina del fondo será suya —la señala.

Poco después entran tres hombres acercándose a ellos. “¡Rayos!, no será nada fácil”, piensa.

—Él es David, su fuerte son las computadoras, si necesita hackear alguna computadora, revisar una memoria, identificar alguna llamada o  cualquier otra cosa que implique el uso de la tecnología, él es el indicado —le señala a un hombre alto, moreno, de cabello negro corto, ojos marrones de mirada dura y escéptica, se le nota que hace bastante ejercicio ya que tienen los músculos de sus brazos y pecho bien marcados.

—Un placer David.

—Él es José, si necesitas alguien que te ayude a planificar estrategias y coordinar allanamientos él es el indicado, es muy bueno en esa área —un poco más alto que David, blanquito, cabello castaño un poco largo, de ojos color ámbar, tiene un aura misteriosa.

—Un placer José.

—Y por último, pero no menos importante Santiago, él es muy bueno en el área de interrogación, si necesitas sacarle la verdad a un sospechoso, sin duda alguna Santiago es el mejor en este ámbito, puede hacer que el peor mentiroso cante como pájaro — es el playboy de los tres, no tiene el cuerpo tan marcado como los otros dos, pero se ve en su aspecto, es más cuidadoso, tiene esa sonrisa colgate qué hace que las piernas de cualquier chica tiemblen con solo verlo.

—Un placer, Santiago.

—El placer es todo mío señorita —se acerca tomando la mano de su nueva jefa y dejando un beso en ella.

—Ella es su nueva jefa, Elisa Sánchez, espero que colaboren con ella y no le hagan el trabajo aún más difícil de lo que ya es. Es la mejor en su clase y en su anterior trabajo era la más destacada. Así que confíen en mí y actúen según sus órdenes, si tienen alguna sugerencia, no duden en dársela de seguro ella estará dispuesta a escucharlos y tomar la mejor decisión según sea el caso. Los dejo para que se conozcan un poco, por ahora no hay ningún caso pendiente, que tengan un feliz día los cuatro.

El jefe sale del lugar y ve a los chicos escoger su cubículo donde trabajarán a partir de ahora.

—Realmente espero que nos llevemos bien y trabajemos como un equipo —les comenta, sacandoles conversación.

—Disculpa que te interrumpa tu discurso de bienvenida y motivacional qué quieres dar, no es que tenga algo en contra de las mujeres o contra ti, es solo que este no es un trabajo apto para mujeres y espero que eso lo entiendas y comprendas antes de que sea demasiado tarde —la interrumpe David con cara de pocos amigos, se da media vuelta y escoge el cubículo más lejos de su oficina.

Solo espera que no represente un problema ni un peligro para su trabajo.

—Ya se acostumbraran, honestamente eres la primera mujer en este comando, les tomará algo de tiempo acostumbrarse —la consuela Santiago al ver que José también se va detrás de David sin añadir nada más.

—No te preocupes, sabía que esto no sería algo sencillo. En mi anterior trabajo también pasaba algo muy similar, gracias por tu apoyo.

Santiago se va al cubículo que queda disponible, colocando sus cosas en su lugar. Entra a su oficina para tener todo listo en cuanto le asignen su primer caso. Está revisando su teléfono a ver si su hermana le ha dejado algún mensaje, pero no, en eso llega mi Jefe.

—Ya tienen un primer caso, la fuerte lluvia hizo aparecer dos cadáveres en una construcción que está al pie de la montaña, vayan para allá a investigar, les deseo suerte en este primer caso como equipo, que tengan un buen día.

Agarra su cartera y teléfono, se va con los tres chicos en el carro hasta el lugar donde descubrieron los cadáveres.

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