Andrea
Dos años después.
El sonido del despertador interrumpe mi sueño, y solo suspiro acurrucandome más en los brazos de mi esposo, estoy agotada y solo quiero dormir por una semana entera.
Siento como mi esposo me atrae a su cuerpo con uno de sus brazos y con su mano apaga la bendita alarma.
-Duerme, amor.-escucho que dice al tiempo que deja un beso sobre mi cabeza.
-Debo ver a nuestro hijos y prepararlos.-le recuerdo.
-Me encargaré de eso.-me dice mi hombre comprensivo, pero no es justo, ambos estamos cansados.
-No, podemos hacerlo juntos.-suguiero abriendo mis ojos para encontrarme con esos grises que siguen enloqueciendome como el primer día.-Buenos días, amor.-le saludo y el me sonríe con dulzura.
-Buenos días, mi stellina.-me saluda para seguidamente intentar besarme, pero se lo impido moviendo mi cabeza hacia otro lado.-¿Y