La mirada de Darren era intensa, y justo cuando estaba por tomarla de la mano, el Barman le indicó que el trago estaba listo.
—Nos vemos luego —musitó ella con voz dulce. Darren la observó marcharse y sus ojos se anclaron en su redondo trasero, y en el contoneo de caderas casi rítmico que hacía que su pene palpitara. —Joder, te las estás follando con la mirada, primito —Yohaly le sonrió. —No es verdad. Yohaly sonrió y enseguida le entregó una llave. —¿Qué es esto? —Darren enarcó una ceja con incredulidad. —Es la llave del baño privado, ve y folla a Kayla —Yohaly le guiñó un ojo—. Yo me encargo, Lorena no est&aac