La primera reacción de Clara al despertar fue alejarse rápidamente hacia atrás, con la mano izquierda aún protegiendo su vientre.
Al ver la reacción instintiva y cautelosa de ella, el corazón de Diego se sintió triste.
—No te pongas nerviosa, solo quería... acariciar al bebé.
Claramente, Clara no pensaba lo mismo. Habló con fiereza: —Sal de aquí.
—Bueno, Clara, no te alteres. Me voy enseguida.
—¡Ah...!
Clara frunció ligeramente el ceño y los pasos de Diego, que se alejaba, se detuvieron. Se acercó rápidamente y preguntó: —¿Qué pasa? ¿Los niños te patearon de nuevo? Acabo de sentir que se movían bastante.
—Duele...
Clara sostenía su estómago, y Diego se asustó.
—No tengas miedo, llamaré al médico para que te haga un chequeo.
Afortunadamente, tenían todos los equipos de examen necesarios, y el equipo médico examinó a Clara de inmediato.
Clara agarró fuertemente la mano de Diego, con sudor frío en su frente.
Recordó el día hace más de un año cuando perdió a su hijo prematuramente. Su cuer