Capítulo 43
Diego no pronunció palabra alguna, pero su rostro serio irradiaba un intenso frío que envolvía a Clara.

Su garganta se movió ligeramente y dijo: —Desearía que no tuviera nada que ver contigo. El día que fuiste allí, pasaste tres horas en el cementerio. ¿Puedes decirme qué estabas haciendo?

Clara encontró la situación francamente ridícula. —Te lo he dicho, fui a visitar a la abuela. ¿Está mal que quiera conversar un poco con alguien? Es una tumba, no una pieza de pan. Se rompió con un simple golpe. Incluso si alguien intentara incriminarme, necesitarían pruebas.

—Échale un buen vistazo, ¿qué es esto?

Diego sacó más fotos. En las fotos, Clara tenía un martillo en la mano. Al verlas, incluso ella misma se quedó sorprendida.

—Hubo un anciano que estaba reparando una tumba y dejó caer sus herramientas. Lo vi muy desafortunado, así que las recogí por él.

Clara se sorprendió y no sabía cómo alguien pudo tomar fotos así, y se apresuró a explicar: —Estuve hablando junto a la tumba de Violeta y
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