Clara le contó a Suriel todas las noticias que había descubierto junto con Simón. Al enterarse del plan de su hermano mayor y Clara, Suriel se arrepintió de los años que había pasado perdido.
—Doctora, arriesgaste tu vida para sacarme. Tu bondad es inmensa y en el futuro te recompensaré.
—No hay de qué. Hace muchos años el señorito Simón me hizo un favor. Puedes confiar mi. Tú también debes animarte, no debes autodestruirte y desperdiciar los esfuerzos, como lo hiciste antes.
—Entendido.
La mirada de Suriel era completamente diferente a la de antes. Simón estaba enfermo y todavía luchaba solo por la familia Suárez.
Durante todos estos años, Suriel no había asumido ninguna responsabilidad bajo la protección de su hermano mayor, sino que solo había causado problemas a su familia y preocupaciones a su hermano.
Esta vez, Suriel lo veía claramente.
—Doctora, haré lo que me digas. Solo tengo una pregunta: dices que estoy envenenado, ¿es peligroso este veneno?
—La sustancia que te han dado es