5. Encuentros Que No Esperábamos

El regresar a casa después de haber estado con él ha sido difícil por llamarlo de alguna manera. La ciudad me había encantado, la gente me parecía encantadora, y claro; la pasé increíble con Gael. Lo sucedido con él fue mi mejor secreto. Ni Sara, ni Lucca, al que he vuelto a ver antes de marcharme, se habían enterado de lo que sucedió ni con quien. El entrar a mi solitario piso en Madrid me hizo querer regresar a Benalmádena de inmediato, pero me era imposible; yo tenía una misión, convertirme en la mejor publicista.

***

24 de julio

Mañana es la fecha límite para entregar mi propuesta, de ganarla; tendré un contrato muy bueno con una de las grandes empresas de telefonía celular del país. Solo espero que mis bosquejos de publicidad sean lo suficientemente buenos para lo que ellos desean hacer. Termino los últimos detalles y le echo un último vistazo para poder ir mañana a la oficina y entregárselos en persona. 

Mi móvil suena como por décima vez el día de hoy y nuevamente decido ignorarlo; es Gael, pero lo llamaré más tarde. No tengo tiempo para sus conversiones eróticas en estos momentos; necesito concentrarme. 

Otra taza de café desaparece y se puede decir que los bosquejos publicitarios para mañana están listos. Los guardo adecuadamente y me alisto para irme a dormir; estoy muerta de cansancio.

[...]

Al día siguiente: 25 de julio.

Las puertas polarizadas del gran edificio regresan la imagen de una mujer vestida con una falda blanca hasta la rodilla, camisa negra de seda remangada y dos botones abiertos, tacones de taco aguja negros, cabello amarrado en una coleta, y maquillaje sutil para la ocasión. Respiro profundo y abro la puerta. 

Le explico la razón de mi visita a la recepcionista y me quedo esperando sentada en el sofá color negro de cuero que hay en la recepción. Espero pacientemente mientras observo los movimientos de la gente a mi alrededor. El sitio es muy moderno con detalles en metal y mucho vidrio que resalta las paredes blancas y sobre todo la elegante escalera. 

―¿Serena Hauser?― Pregunta un señor de cabello negro bastante alto y de ojos del mismo color mientras camina hacia mí.

Inmediatamente, me pongo de pie y extiendo mi mano para estrecharla con la suya. ―Sí, soy yo, un gusto. 

―Santiago Batista.― Se presenta. ―Sígueme por favor.― Me pide y abre una puerta que va a un pasillo bastante amplio. ―He estado viendo tu portafolio en tu sitio web.― Comenta y abre otra puerta para que entremos a una gran oficina que tiene una gran mesa de conferencia. 

―Solo he subido alguno de los trabajos que he hecho, pero lo que le traigo es totalmente diferente. ― Explico mientras él aparta una de la silla alrededor de la mesa para que me siente y luego él se sienta en la silla de enfrente. 

―Eres una publicista muy completa. No solamente sabes diseñar, sino también dibujas y eres una excelente fotógrafa.―Me dice y sus palabras me sorprenden.

―Muchas gracias, señor Batista.― Digo firme y comienzo a sacar los bosquejos del portafolio que traje. 

Los observa uno a uno y sonríe ―Son fascinantes, pero ha habido un cambio de planes.― Me dice algo avergonzado y me mira fijamente.

―¿Eso que quiere decir? ¿No necesitarán una publicista ya?― Pregunto algo preocupada. 

―La necesitaremos, pero la cualidad principal será la fotografía. Sucede que la compañía ha hecho un contrato de imagen con un empresario muy importante de la industria y hemos decidido que la campaña se base cien por ciento en él, ¿aún le interesa el contrato de trabajo si solo se trata de desarrollar ese tipo de publicidad?― Me pregunta y es claro que quiero ese contrato. Eso será la puerta para hacer crecer mi experiencia y así poder obtener contratos con otras empresas. 

―Por supuesto que sí.― Digo firme y sonríe.

―Los precios por su servicio pueden mantenerse como los ha enviado en la propuesta inicial sin los bosquejos.― Explica.

―De acuerdo, eso suena justo.― Digo feliz. 

―Entonces le presentaré a la persona con quien trabajará. Él justamente está aquí firmando unos papeles.― Me dice y se pone de pie. ―Sígame por favor.― Me pide y una vez más sigo sus pasos. 

Al entrar a la nueva oficina, me quedo el estado de shock. Observo a mi alrededor y hay dos personas más además de él. Una de ellas es rubia, de estatura normal, otro es un señor con un traje color gris sentado del otro lado del escritorio y a allí está él al lado de la mujer.

―Serena Hauser, él es Gael Marti, su socia Dinora Faberman, y el director de marketing Raúl Colina. Gael ella es Serena y es la consultora de la campaña de publicidad; estarás trabajando con ella.- Explica y la mirada de Gael dice todo. 

Saludo al señor Colina, a su socia, y luego me acerco a él para saludarlo con dos besos ―Hola.― Le digo bajito y antes de que me pueda separar, él me sujeta de la cintura. 

―Hola, guapa. Ya entiendo por qué no contestabas mis llamadas. Te veo en el bar de la esquina al salir de aquí.― Me dice.

―De acuerdo.― Me limito a responder y sigo las instrucciones de Santiago mientras explica lo que quieren de la campaña. 

No lo puedo creer. De todos los que podían haber sido la imagen de la campaña, es justamente él. El hombre con el que estoy manteniendo encuentros casuales y de vez en cuando encuentros a través de una cámara de teléfono. 

***

Aquel contrato fue mi primer logro con una empresa multinacional como consultora, pero también fue el inicio de una serie de situaciones que no esperaba que ocurrieran.

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