Transcurrían los días e iba mejorando, ya no me daban muchos mareos ni dolor de cabeza, mamá dijo que regresaría a casa, que no podía estar más tiempo allí, sentía que era demasiado el estar las dos viviendo de arrimadas en esa casa, yo le dije que me iría con ella, quería ver a papá pero se negó, me pidió que me quedara hasta que mejorara, que Cristián se sentiría mal si me iba de repente y que no merecía que le hiciera eso, después de tanto que nos había ayudado.

Cristián no pasaba mucho el día en casa, pues en vacaciones su abuelo siempre lo llevaba a la empresa para que fuera aprendiendo el oficio, él como heredero tenía que saber que función iba a cumplir como jefe, conocer el personal e irse ganando el respeto de todos. Pero al llegar en las noches siempre compartía conmigo, yo lo esperaba ansiosamente para pasar el rato con él y hablar sobre cómo le fue en el día y cosas así.

Un día mientras me dirigía a la cocina para buscar un poco de agua escuché una voz proven