Amor En Señas
Amor En Señas
Por: Criss Leez
Capítulo I

 - sabrás llevarte con él mi niña - ella escuchaba atenta a la anciana de 84 años sentada al otro lado de la sala.

Ella, sentada en uno de los sillones individuales de la pequeña sala refunfuñaba con sólo el pensamiento de tener un Guardaespaldas.

Su abuela llevaba cerca de media hora intentando hacerla entrar en razón, estaba totalmente enojada y su abuela intentaba hacerla comprender su decisión, se sentía de cierto modo traicionada y Le dolió pero, también Le molesto.

-"no pienso aceptar tener un hombre detrás de mi"- Su abuela había aprendido el lenguaje en señas al mismo tiempo en el que su querida y única nieta lo necesito.

  - pero aún así lo necesitas - Le hablo en un tono más firme - y más aún en esa casa donde vives - su ceño dejo de fruncir se - tu vida en ese lugar no es fácil, tal vez con él ya no te traten tan mal.

Ella comenzó a pensar en todos los malos tratos por los que había pasado desde que había cumplido los nueve años, y su enojo se transformó en tristeza de un segundo a otro.

Siempre Le pasaba eso cuando recordaba a su madre, y no sólo la embargaba la tristeza sino también la culpa.

- "de acuerdo" - una sonrisa apareció en el rostro de su abuela - "aceptaré tener un Guardaespaldas, pero solo por ti"

La mujer mayor se puso de pie tan rápido como su avanzada edad se lo permitió y se acerco a su nieta, esta misma se puso de pie para recibir la muestra de afecta de la única persona a la que consideraba su familia.

Se despidió de su abuela un par de minutos después y emprendió su camino hacia el lugar donde vivía, el miedo creciendo con cada paso que daba y su mente voló hacia memorias pasadas.

Recordaba a su madre y a ella ambas sentadas en el porche de la gran casa que su abuelo les había dejado a ambas, siempre que recordaba a su madre eran sólo ellas dos en esos bellos y nítidos recuerdos, nunca conoció a su padre lo poco que sabía de él era lo que su madre Le había contado y no era mucho.

Su madre sólo había salido con él por cuatro meses cuando quedó embarazada de ella, cuando se lo contó a su padre se fue dejándola sola diciendo que no podía arruinar su vida por un bebé, y simplemente desapareció de la vida de ambas.

Su madre de inmediato busco una forma de salir adelante ella y la pequeña vida que se estaba formando en su interior, encontró trabajo en una pequeña tienda de comestibles y comenzó a juntar dinero para poder ayudar a su pequeña hija, no Le había contado nada a sus padres y la verdad era que no pensaba hacerlo, su padre era una persona adinerada al igual que su madre, pero no les dijo nada por temor a que se sintieran avergonzados de ella.

Rento un pequeño departamento con lo poco que había ahorrado, era un lugar pequeño y sucio, pero no Le importo porque ese sería su hogar durante un tiempo, pero todo se complico cuando cumplió los seis meses de embarazo, dejó de trabajar en la tienda de comestibles y no tuvo trabajo por un mes, sus padres comenzaron a sospechar que algo malo pasaba con su hija ya que ella, sin ninguna explicación, se alejo de ellos de un momento a otro.

Su padre comenzó a investigar su paradero, temiendo que algo malo Le había pasado a su única hija, y cuando la encontró viviendo en un lugar maloliente y casi desecho, se llevó una enorme sorpresa al haberla encontrado con una gran barriga debajo de su ropa, ella en medio de lágrimas y dolor Le relato todo lo ocurrido, cuando terminó su padre se quedó en silencio mirando a su llorosa hija que estaba sentado frente a él.

Sin pensarlo se acerco a ella y la tomó entre sus brazos intentando arreglar su corazón roto e intentando eliminar todo el dolor por el que su pequeña hija - a la que vio nacer perfecta - había pasado, sin dudarlo dos veces la tomó entre sus brazos e importándole poco las pocas pertenencias que había en el viejo departamento se la llevó con él.

Se dio cuenta de que había estado tan sumida en sus pensamientos que no había notado que ya estaba a un par de casas de la gran casa en donde tenía que vivir, ella vivía con su padrastro y con sus dos hermanastros, esas tres personas la odiaban en sobremanera, y ella cada que entraba en esa casa sufría demasiado dolor como para pensar en el.

Abrió la puerta con su llave, su padrastro solo se la había dado por que no quería tener que poner a alguien a que Le abriera la puerta, según él ni siquiera de eso era digna de tener, entró en el menor silencio posible, no queriendo que ni su padrastro ni sus hijos la escucharan.

Cuando miro a su alrededor se dio cuenta de lo sola que en realidad estaba, ella vivía en una gran casa, tenía dos plantas y seis cuartos, dos en la planta baja y cuatro en la planta alta, su padrastro y hermanastros dormían arriba, a ella la habían mandado a dormir en una de las habitaciones que estaban designadas a la servidumbre, tenían contratados a dos personas para limpiar y cocinar, esas dos personas eran los únicos que se preocupaban por ella en la casa, por desgracia ambos solo trabajaban medio día y no trabajaban fines de semana.

Durante ese tiempo ella era la que les servía la comida y la que limpiaba la casa, por la comida no era nada difícil ya que Jack el cocinero Le dejaba todo preparado y ella solo tenía que calentarlo, lo más difícil era la limpieza, las personas con las que vivía eran crueles con ella y la ponían a limpiar los lugares más sucios de toda la casa, además de eso ellos mismos ensuciaban aún más con tal de que ella trabajará extra.

Su padrastro se iba por las mañanas a trabajar y no volvía hasta entrada la tarde, ella Le tenía total miedo a él pero aún así el no era el peor, su hermanastro era el mayor de los tres, tenía 24 años y era jugador de fútbol en su universidad, era alto, media cerca del metro noventa, musculoso y cruel con ella, había intentado demasiadas veces besarla y tocarla a la fuerza, por suerte ella siempre había logrado escapar de él.

Su hermanastra era dura y grosera, al igual que cruel, ella tenía 22 años y media un metro setenta, rubia y con ojos azules, de prominentes curvas y - según su padre y su hermano - era la única mujer que merecía el tenerlo todo en esa casa, la trataba de forma horrible, si Katherine hacia algo que a ella no Le agradaba la golpeaba o la castigaba, sus castigos eran duros, tales como dejarla sin comer por horas e incluso días, hasta encerrar la en lugares estrechos y sin una gota de luz, a veces duraba en esos lugares por horas e incluso llego a pasar la noche encerrada.

Sólo salía si a ella se Le apetecía o si Jack o Sofía - la mujer designada al aseo - la encontraban y la sacaban, Le debía demasiado a esas dos personas.

  - pero miren quien se digno a venir - su cuerpo entero se paralizó al escuchar la vos dura y gruesa de su hermanastro.

Levanto la mirada hacia las escaleras y lo miro, hay estaba de pie al final de la escalera, comenzó a temblar, producto del miedo que él le daba, y cuando lo vio que comenzaba a bajar las escaleras un mayor miedo creció en su pecho, su hermano nunca la había golpeado, Le gritaba e insultaba, animaba a su hermana a que ella misma la golpeará y la castigará, pero el mismo nunca la había golpeado, lo que él le hacía era romper sus cosas, desordenar su cuarto y encerrar la en este mismo, pero nunca la golpeaba y temía el momento en que eso pasaría.

- ¿dónde mierdas estuviste? - busco un lugar hacia donde irse, pero no encontró nada, solo rogó que acabará rápido - son las tres y tu no me has servido mi comida.

Jack y Sara se iban a las dos y treinta, y ella debía de llegar a esa hora de donde quiera que estuviese o tendría un castigo de parte de su hermana.

Ella intento explicarle que se había entretenido hablando con su abuela, pero ninguno de ellos se había tomado la molestia de aprender su lenguaje, ella lo había aprendido gracias a su abuela, ella la había llevado a tomar clases después que había perdido el habla y parte de la audición, también tenía sus audífonos gracias a su abuela.

Su hermanastro se enojo aún más con ella al verla mover demasiado las manos - maldita idiota, ni siquiera puedes hablar, no eres una persona completa - su corazón se rompió al escucharlo.

Le arrebato la mochila que colgaba de su hombro y sin importarle lo que llevaba en ella la abrió y la volteo, volcando absolutamente todo lo que llevaba en ella, sus cuadernos y sus cosas de dibujo y fotografía se esparcieron por el suelo, él arrojó la mochila a su pecho haciendo que ella diera un paso hacia atrás, pateo su cosas y les esparcido por el piso del recibidor, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver sus materiales dañados en el piso.

Cuándo él creyó que era suficiente la tomó del hombro apretándoselo , un leve quejido salió de sus labios y las lágrimas se derramaron por sus mejillas al sentir el dolor dispararse por este mismo.

  - tienes diez minutos para servir mi comida y la de mi hermana o la llamaré a ella para que obtengas el castigo que te mereces - ella asintió frenética ante su advertencia, la soltó con brusquedad haciendo que sus uñas rasparan en su pálida piel, sin dirigirle una segunda mirada se alejo de ella por el mismo camino que había tomado.

Totalmente destrozada levanto sus cosas decidiendo que las revisara después, calentó la comida del día y la sirvió en el comedor principal, sabía que si la veían rondando por hay cuando ellos bajarán a comer tendría otro castigo, tomó el plato que se había servido para ella al igual que su mochila y se alejo hacia su habitación.

Está quedaba en la parte trasera de la casa, cercana al patio trasero, ella era la única que dormía abajo y en cierto modo estaba agradecida por ello, se encerró allí deseando que todo su dolor menguara al menos un poco.

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