Mientras Gregory hablaba con Elisa, Jord preparaba las armas, esperaban no tener que disparar pero sacar a la víctima era la prioridad.
—Vamos para allá—continuaba Gregory—no hables duro, no sabemos si está armado y puede entrar a matarte. Soy crudo al hablar pero es importante que te mantengas tranquila.
—No cuelgues…
—No lo haré, voy con mi amigo Jord, es condenadamente bueno disparando, si es necesario vamos a hacerlo. No salgas del baño no importa lo que escuches afuera.
—Bien…
—Cuéntame de ti.
—Estoy huyendo de mi primo…
—No, cariño. ¿Qué te gusta? Vas a creer que soy idiota pero me he enamorado de tu voz y quiero invitarte a salir.
—Gracias por distraerme…
—No es distracció