CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE
Aiden aun no volvía a la habitación, por eso Emily decidió pasar al baño, retocarse el maquillaje arruinado y volvió al salón principal.
Sin embargo, las felicitaciones por estar en cinta, le volvieron a pesar y abrumar, que nuevamente buscó refugio lejos de la familia Preston.
Ella tenía un poco de migraña por lo que la brisa nocturna le haría bien. Salió a la terraza y se sentó en un banco de madera de color blanco.
Alzó su rostro hacia el cielo.
Hoy la noche estaba más estrellada que nunca. Varios puntitos blancos parpadeaban junto a la luna llena que brillaba y que iluminaba aquella oscuridad. Desde donde estaba podía escuchar el rugido del mar, tan caótico y bravo como lo que estaba sintiendo ella.
Suspiró resignada.
No sabía aun si su suegra en realidad la estaba ayudando o perjudicando con aquella noticia, por eso volvió a mirar el documento en donde decía que ella estaba embarazada de cinco semanas, se mordió los labios con fuerza y la mirada le