Capítulo 13

La verdad que distraer a Maiia era tan sencillo como hacerlo con Leo. Luego de la fotografía la morocha no volvió a preguntar por el beso, simplemente olvidó el asunto y se concentró en lo que aguardaba por hacer.

Bajaron hasta el estacionamiento en busca del auto, se subieron en un cómodo silencio  cada uno ensimismado en sus propios asuntos. La música sonaba suave mientras atravesaban las calles de la ciudad, dejando atrás los altos edificios para internarse en un tranquilo barrio de clase media. Donato aún vivía en la misma zona que los había visto nacer y crecer. 

—Esa — indicó Alex, con su largo dedo, a la morocha la ubicación exacta de la casa a la que iban. Maiia obedeció rápido y estacionó delante de

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