Bai Tingxin de repente se puso rígido. Luego, levantó lentamente la mirada hacia ella como en cámara lenta. "¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó roncamente con una sonrisa forzada.

A ella le tomó por sorpresa la mirada exhausta en su rostro. "¿Estás exhausto por tu viaje al extranjero? Te ves tan cansado. ¿Por qué no regresas a casa a descansar? Puedes continuar con tu trabajo después de un buen descanso".

Mientras caminaba hacia Bai Tingxin, Qin Lianyi le preguntó: "¿A qué hora volviste hoy? No me llamaste cuando te bajaste del avión".

En lugar de responderle, Bai Tingxin de repente la abrazó por la cintura mientras presionaba su rostro contra su vientre.

Qin Lianyi se congeló. "¿Qué pasa? ¿Pasó... algo?".

La voz de ella era tan gentil, y el peso en el corazón de él solo se hizo más pesado.

¿Cómo iba a decirle que la verdadera culpable del envenenamiento de ella y su bebé era la madre de él? ¿Cómo iba a decirle que solo había obtenido justicia al impedirle a su madre que abando