"Bai Tingxin debería poder descubrir quién lo hizo". Los ojos de Ling Yiran se posaron en el vientre de Zhuo Qianyun. "Estás embarazada y manejar una tienda es difícil. ¿Por qué no busco a alguien que te ayude? Puedes volver a ocuparte de la tienda cuando tu cuerpo se recupere después de dar a luz a tu bebé".

"No, gracias, estoy bien. Y recientemente ya dejé de tener náuseas matutinas. El bebé se comporta bien y no me causa muchos problemas. Mi mamá aún puede ayudarme. Si tenemos algún problema, definitivamente te pediré ayuda, no te preocupes”, dijo Zhuo Qianyun con una sonrisa.

Todo lo que Ling Yiran pudo decir fue: "Llámame si necesitas algo".

"Está bien", respondió Zhuo Qianyun.

Después de irse del lugar de Zhuo Qianyun, Ling Yiran fue a ver a Qin Lianyi. Quería preguntar si habían encontrado alguna pista sobre la inyección de veneno. Sin embargo, se sorprendió cuando llegó a la mansión de Qin Lianyi y Bai Tingxin.

"¿Qué... qué está haciendo él aquí?". Ling Yiran miró conmocio