— ¡Ah! ¡Ah! ¡Eres absolutamente delicioso Francesco!
Carmina suspiró con las manos del empresario todavía en sus pechos y su se**xo dentro de ella.
— ¡Ah!, quiero seguir teniendo esto contigo durante mucho tiempo cariño, no había tenido tan buen se**xo desde mis tiempos en la universidad, no pensé que pudiera tener un orgasmo tan delicioso sin ayuda de ciertas… cosas…
Francesco se acomodó los pantalones y la miró de frente cuando ella se giró para verlo con la blusa desabotonada y los exuberantes pechos al descubierto.
— ¿A qué te refieres con “cosas”? — Replicó él.
—Bueno, ya te he dicho que soy muy abierta en mis relaciones, y me gusta experimentar, tenía un amigo con cierta habitación, y había de todo ahí dentro, ¿Si me entiendes verdad? — Le d