Parte 1...
Llegaron a Roma a primera hora de la tarde. Una de las ventajas de tener tu propio avión privado es que no pierdes el tiempo. Roma era un museo al aire libre y eso la distrajo de su situación actual y de los problemas que podían surgir.
Estaba encantada con todo lo que veía, no sabía hacia dónde mirar de tantas cosas diferentes, clásicas y bellas. Las calles estaban llenas de gente y el ruido era diferente al que estaba acostumbrada.
— Esta es la Via Nazionale - la cogió de la mano mientras el coche avanzaba — Tendrás la oportunidad de pasear por los maravillosos lugares de la ciudad.
— La ciudad eterna - dijo ella con un suspiro.
— ¿Conoces la historia de Roma? - se sorprendió y se alegró por el comentario.
— Un poco. ¿Podré salir siempre que quiera?
Estaba emocionada por lo que veía y le encantaría poder pasear por aquellos lugares, conocer más, visitar museos.
— No eres una prisionera - él frunció el ceño — Eres mi esposa. Claro que serás libre de hacer lo que quieras.