Apenas Bianca desapareció de su vista, la sonrisa de Blake se desvaneció. Miró hacia el árbol y giró la silla de ruedas en dirección a Dave.
Sabiendo que Blake lo había visto, Dave salió de entre las sombras con el rostro serio.
Blake se detuvo a escasos pasos de él, y ambos hombres se miraron fijamente en un silencio tenso. El aire se volvió denso mientras se enfrentaban cara a cara, sin apartar la mirada.
A pesar de estar en silla de ruedas, Blake irradiaba una presencia firme y dominante. Lo miró de arriba abajo, con una sonrisa burlona en los labios, y soltó con sarcasmo:
—¿Así que al fin te acordaste de que tienes novia en el hospital?
Dave lo observó con una mirada profunda e indescifrable, pero no respondió.
Blake resopló con desprecio y se recostó en su silla, satisfecho.
—Tardaste lo tuyo en aparecer después del accidente. Pero ya es tarde. Lo viste tú mismo. Bianca me prometió que estaría a mi lado.
Dave frunció el ceño al mirar las piernas de Blake y respondió con frialda