Dave lanzó una mirada a Rupert, que se sentaba cómodamente al lado de Lucas. Se dio cuenta de que Rupert debía haberle contado todo a su abuelo, lo que había provocado ese interrogatorio tan intenso.
—Abuelo, si ya lo sabes, ¿para qué volver a preguntarme? —dijo Dave, mirándolo fijamente.
Lucas, al darse cuenta de que Dave había descubierto su intención, se enfureció. Se levantó de golpe y golpeó el bastón contra el suelo. Su voz se volvió fría, cargada de ira.
—¡Hum! ¡Qué descaro usar todo lo que te enseñé contra tus tíos! ¡Te atreves!
Rupert había estado siguiendo de cerca lo que pasaba en el extranjero gracias a sus informantes, que lo mantenían al tanto de todo. Sabía que Herbert y Kent habían quebrado de repente, pero no lograba comunicarse con ellos.
Algo no encajaba. Ambos habían desaparecido sin siquiera pedirle ayuda.
Rupert observó a su sobrino con atención. Dave había cambiado mucho últimamente. ¿De verdad se había vuelto tan despiadado?
Se frotó el mentón, pensativo.