Herbert, lleno de furia, escupió al suelo y fulminó a Dave con la mirada.
—¡Eres un maldito bastardo cruel! ¡No tienes corazón! ¡Eres capaz de tramar contra tu propio tío y encima vienes a soltar tonterías! ¡Te maldigo, Dave! ¡Ojalá nunca encuentres paz y te pudras en el infierno!
Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Dave mientras apoyaba la mano sobre el cabello polvoriento de Herbert. Con un gesto casi amable, lo acarició… y luego tiró de él con fuerza, haciendo que Herbert gritara de dolor.
—¡Dave! ¿Estás loco? ¡Soy tu tío!
—¿Mi tío? —La voz de Dave cortó el aire, fría y afilada—. Cuando me encerraste en aquel sótano para dejarme morir de hambre, ¿te acordaste acaso de que eras mi "tío"?
Herbert lo miró con rabia, pero Dave se mantuvo imperturbable. Su rostro se volvió aún más helado. Soltó su agarre y tomó un pañuelo que Michael le ofreció, limpiándose las manos con calma. Sus ojos seguían vacíos de toda emoción.
—Si hablamos de traicionar a la familia, tú me superas con