Los ojos de Natalie recorrieron a Bianca de arriba abajo antes de soltar una risa burlona, cubriéndose la boca con fingida sorpresa.
—Mira nada más… Qué bajo has caído. ¿Te echaron a patadas?
La expresión de Bianca se endureció y su mirada se volvió fría. Encontrarse con Natalie en ese momento era la gota que colmaba el vaso.
—Vaya, sí que te has superado esta vez. ¿Qué pasó? —preguntó Natalie con tono mordaz, mirando alrededor—. ¿Dónde está tu novio? ¿Te dejó porque no supiste serle fiel?
Esbozó una sonrisa maliciosa y añadió:
—O quizá simplemente eres brillante manejando tu agencia... usas a tus talentos para hacerte famosa mientras te revuelcas con ellos a escondidas. Sabes sacarle provecho a cada situación, ¿verdad, Bianca?
Bianca ya había tenido suficiente. Entrecerró los ojos y su voz se volvió cortante:
—Señorita King, agradezco su interés, pero tal vez debería enfocarse en sus propios asuntos. Mi relación con mis artistas no es de su incumbencia. Y ya que hablamos de vidas per