De pronto, todas las miradas se dirigieron hacia la entrada del salón de banquetes.
Peter, Stacey y Ashley miraron instintivamente en esa dirección.
Bianca entró luciendo un vestido largo blanco adornado con diminutas perlas. Su largo cabello negro estaba elegantemente recogido con una peineta. La seda suave del vestido resaltaba su figura, y los tacones de cristal transparente realzaban la gracia de sus esbeltas piernas.
El collar que llevaba brillaba intensamente bajo las luces.
Se detuvo entre la multitud, irradiando una presencia majestuosa y etérea.
Ashley parpadeó, incrédula, preguntándose qué hacía Bianca allí.
El rostro de Stacey se endureció. Todavía recordaba el desastre de la cena con la familia Reed y temía que Bianca viniera a causar problemas otra vez.
Peter la observaba con recelo.
Mientras Bianca se acercaba a ellos, Ashley exclamó apresuradamente:
—Bianca, ¿cómo entraste aquí?
Bianca le sostuvo la mirada y sonrió.
—Fui invitada, por supuesto.
Ashley soltó u