--Iniciemos con esto… --no hablo, no saludo, solo se quedó en un costado de la celda, mientras que yo solo di un gran suspiro y caminé aún más cerca de mi hermano al lugar en que al parecer se encontraba mi madre.

Allí estaba ella, la mujer que nunca me trato como una hija, aquella que era tal como había indicado Barbie, no comprendía por qué yo la llamaba de aquella manera, creo que era más que todo una costumbre, también por el hecho de que cada que yo demostraba enojo o ira hacia aquella mujer mi padre sonreía con dulzura e indicaba que ella era mi madre, que necesitaba mi amor y comprensión, pues ella había sufrido demasiado y no merecía que yo la odiara, que no importaba lo que hubiese hecho, ella no merecía el odio de sus hijos.

Sé muy bien que ella nunca me considero su hija sé muy bien que ella siempre me vio no más que como un problema, como algo que ella siempre llego a detestar, como algo que simplemente no debió existir, no puedo creer que yo estuve tantos años en busca de