“Un mundo nace, cuando dos se besan” 

Octavio Paz

Despierta con la alarma del despertador. Se levanta, da un baño, prepara un  café. Despertó con algo de hambre. Aún da tiempo preparar algo para desayunar. Saca el paquete de pan del armario. Jamón y queso de la nevera. Pica um tomate en rodajas, algo de lechuga. Prepara un sándwich y mientras oye las noticias de la TV, aprovecha de comer. Regresa al baño, se cepilla. Tona su cartera. El bolso con su lapto y baja las escaleras. Allí se encuentra com Rosa, quien la saluda con cierta efusividad. El olor a licor es evidente. Karem se despide y sube a su auto.

De camino al trabajo, se detiene en la panadería, compra un pedazo de pastel de chocolate. Y comienza a comerla mientras va manejando. Ese apetito voraz, es una señal de alarma para ella. No está acostumbrada a desayunar tan temprano. No es hambre lo que siente. Es ansiedad, y todo ello, por la conversación con Miguel. Cuántas veces pensó