C99-¿QUIÉN RECIBIÓ EL DISPARO?
Queria terminar con ella allí mismo, pero también tenía una necesidad desesperada de entender. Sabrina lo había manipulado tantas veces que ya no sabía qué era verdad y qué era mentira.
Con un gruñido frustrado, bajó el arma de nuevo y la pateó a un lado, lejos del alcance de ambos.
—Bien. Habla.
Sabrina miró el arma en el suelo y luego a Cassio, evaluando cada movimiento, calculando cada segundo. Su sonrisa era tan tranquila como cruel.
—Bueno, la verdad es que... siempre pudiste tener hijos —soltó, como si no fuera gran cosa—. Pero pagué para que el médico dijera lo contrario. La verdad, me gustaba estar contigo, Cass. Pero ese afán tuyo de ser padres, de tener niños corriendo por la casa... —chasqueó la lengua y negó con la cabeza—. No es lo mío.
Cassio sintió un golpe en el pecho. Su mente se llenó de recuerdos: las visitas al médico, las noches en las que se culpaba a sí mismo por no poder darle un hijo, el dolor que había cargado durante años.