C88-NÁUSEAS MATUTINAS.
La tenue luz de la mañana se filtraba por las ventanas de la cocina, iluminando los muebles de madera pulida y los utensilios perfectamente alineados. Sara, apareció somnolienta y maldiciendo al colchón donde dormía, no era nada a lo que estuviera acostumbrada. Se acerco a donde dos empleadas de la mansión charlaban mientras desayunaban.
—Ustedes —dijo Sara, interrumpiendo su conversación—. Prepárenme el desayuno. Algo saludable. No quiero cualquier cosa, quiero un soufflé de espárragos con una guarnición de frutas frescas.
Las empleadas intercambiaron miradas rápidas, y luego, como si una chispa hubiera encendido su humor, estallaron en carcajadas.
Sara frunció el ceño, su semblante se endureció aún más mientras las observaba con desdén.
—¿Qué es tan gracioso, par de inútiles?
Una de las mujeres, avanzó hacia ella con una sonrisa burlona pintada en los labios.
—¿Quién te crees que eres para darnos órdenes? —dijo, cruzándose de brazos y mirándola de arriba a ab